Al llegar a México, Crox Alvarado trabajó como caricaturista en la prensa. Terminó volando en cuadriláteros como gran atleta de la lucha libre y actuando en la pantalla grande al lado de Víctor Junco y María Félix, entre otros protagonistas de la época de oro del cine nacional.
Cruz Pío Alvarado Bolaños nació en la localidad de Guadalupe, ubicada en la provincia costarricense de San José, el 3 de mayo de 1910, siendo sus padres César Alvarado y Ester Bolaños. Tras cursar la educación primaria en su ciudad, se trasladó junto con su familia a El Salvador (1921), dado que su padre empezó a trabajar como administrador de una finca en el poblado de Santa Tecla. Para 1922 inició estudios colegiales y en 1929 laboró como contador en una empresa tabacalera de ese mismo país, hasta que regresó a Costa Rica en 1930.
Empero, la coyuntura en la que Alvarado volvió a su patria no fue la mejor, pues todavía se presentaban fuertes secuelas económicas a raíz de la crisis financiera que había afectado a gran parte del mundo desde 1929. Por esta razón, optó por viajar de nuevo para obtener mejores condiciones de vida, dirigiéndose así a Ciudad de México, también en 1930.
Una vez en la capital mexicana y debido al talento nato que poseía desde la infancia para el dibujo, comenzó a trabajar como caricaturista en diversas revistas, periódicos y publicaciones gráficas. A la vez practicaba varios deportes que lo llevaron incluso a participar como atleta en los segundos y terceros Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Cuba en 1930 y en San Salvador en 1935, respectivamente.
Fue precisamente su condición física la que le permitió incursionar en México, a fines de los años treinta, como uno de los primeros combatientes de lucha libre, siendo su mentor el conocido luchador mexicano Jesús Murciélago Velásquez (o Velázquez).
La verdadera vocación
En medio de las distintas actividades que desarrolló durante sus primeros años en México, Alvarado conoció al popular cantante y actor Jorge Negrete, con quien estableció una gran amistad. Fue él quien lo instó para que trabajase en la industria cinematográfica, propuesta que aceptó, asumiendo entonces el nombre artístico de Crox Alvarado. Con este realizó su primera actuación, como extra, en la película Bajo el cielo de México (1937).
De seguido, participó en ocho películas, siendo El cementerio de las águilas (1939) donde actuó por vez primera junto al citado Negrete, mientras que su primer papel como actor principal lo hizo en Caballo a caballo (1939). En los cuarenta participó en veinte filmes, destacando Las calaveras del terror (1944), que sería el primer serial mexicano.
En la década siguiente, Alvarado se consagró como actor, pues, entre otra veintena de películas que grabó, destacó por su papel en Doña Diabla (1950), junto a María Félix, y por La bestia magnífica (1952), junto a la actriz de origen checo Miroslava Stern y el intérprete de origen letonio Wolf Ruvinskis. Este fue el primer filme de lucha libre realizado en México. En esa época protagonizó, junto al actor Víctor Junco, El Enmascarado de Plata (1952), cuyo título sería luego adoptado por el Santo.
Un año más tarde actuó en La red (1953) junto a la actriz italiana Rossana Podestá. Dicha cinta resultó ganadora, en ese mismo año, en la sexta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, en la categoría de mejor narración visual. Asimismo, fue parte del elenco, junto a Columba Domínguez y Ruvinskis, de Ladrón de cadáveres (1957), la cual está considerada como una de las mejores cintas de terror del cine mexicano y de la cinematografía mundial. Sumó también, en 1957, la afamada trilogía La momia azteca, La maldición de la momia azteca y La momia azteca contra el robot humano, en la que participó junto a los actores Ramón Gay y Rosa Arenas.
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