Las bicicletas
Polka de Salvador Morlet (1896)
De las modas que nos llegan de París y Nueva York,
hay una sin igual que nos llama la atención.
Son las bicicletas que transitan de Plateros a Colón,
y por ellas han olvidado la sombrilla y el bastón.
Por eso un catrín, en la calle sucedió,
un bicicletista torpe una vieja atropelló.
El gendarme le pregunta: “¿señora qué le pasó?”
La señora le responde: “el demonio me tumbó”.
Las bicicletas, niña hermosa, son las que andan por ahí,
ellas corren muy veloz igual que el ferrocarril.
Vámonos a la Alameda a pasearnos por ahí,
y ahí compartiremos con muchísimo placer.
Por allá se ve venir una chica, ¡sí señor!,
que maneja el aparato con destreza y precisión.
Por allá se ven también en constante agitación,
un montón de bicicletas que acaparan mi atención.
Las bicicletas, niña hermosa, son las que andan por ahí,
ellas corren muy veloz igual que el ferrocarril.
Vámonos pa’ la Alameda con muchísimo placer
y ahí con más violencia, las veremos ya correr.
Por allá se ve venir, cual si fuera exhalación,
un lagarto va encorvado de cortito pantalón
y empinado a la moda, hasta llama mi atención,
pues más bien parece un gato al acecho del ratón.
Las bicicletas, niña hermosa, son las que andan por ahí…