Méndez participó con el ejército republicano en al menos cinco batallas durante la guerra contra la invasión francesa antes de morir en 1866, a los veintinueve años.
Dueño de productivas haciendas en Tamaulipas y nombrado general por el presidente Benito Juárez por sus servicios a la patria, Pedro José Méndez murió con todo el futuro por delante: a sus escasos veintinueve años, a causa de un proyectil francés. Fue así que el nacido en el rancho San Agustín, del municipio de Hidalgo (Tamps.), el 22 de noviembre de 1836, se consagró como uno de los tamaulipecos más fieles a la República durante los años de la Segunda Intervención francesa (1862-1867).
De mente abierta y nada conformista, antes de los diecisiete años se volvió cabeza de su familia tras la muerte de su padre. Luego, con el estallido de la Guerra de Reforma en 1858, optó por apoyar al bando liberal. Ahí destacó por su capacidad organizativa dentro del territorio de su entidad natal, además de ser un tremendo dolor de cabeza para las tropas conservadoras.
Tras el triunfo liberal siguió la infame intervención francesa de 1862. A partir del desembarco invasor en Tampico, Méndez lideró un cuerpo llamado Fieles de Hidalgo, que a manera de guerrilla resistió ante los europeos y sus aliados mexicanos. Los buenos resultados obtenidos le valieron el grado de teniente coronel.
El temido coronel Charles Dupin, de la contraguerrilla francesa, lo tuvo por incómodo enemigo. Durante años intentó su captura, pero siempre sin resultados, a pesar de sus métodos sanguinarios que en muchas ocasiones forzaron a los tamaulipecos a dar pistas sobre el paradero de Méndez.
El 23 de abril de 1865, un año decisivo para la República, Méndez recuperó Ciudad Victoria, actual capital tamaulipeca, en compañía de sus fieles. Posteriormente tomó las poblaciones de Linares y Tula. El presidente Juárez se congratuló con estas noticias y lo nombró general de brigada. Con este nombramiento se dirigió cada vez más hacia el sur de Tamaulipas, con lo que logró acorralar a las fuerzas francesas que se replegaban hacia el centro del país.
En enero de 1866 alcanzó a un importante contingente que se posicionó en Tantoyuquita, Tamaulipas. Después, en la madrugada del 23 de ese mes, mientras comandaba un ataque contra los franceses para apoderarse de su cargamento que se dirigía a San Luis Potosí, una bala lo hirió levemente en la cabeza y otra se alojó en su pecho. A pesar de que los Fieles de Hidalgo se batieron como leones y los invasores huyeron, fue una victoria muy costosa: el general Pedro José Méndez yacía muerto sobre un charco de sangre. Se cuenta que señalaba hacia el enemigo y con su último suspiro solicitaba perseguirlos.
La nota breve "Pedro José Méndez" del autor Gerardo Díaz se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México número 110.