Entre los protagonistas de la oleada democrática de 1968 se halló Rius; no en las asambleas o en los mítines, sino como proveedor de las lecturas de los millones de adictos al micromundo de San Garabato, Cuc., ese pueblo donde los supermachos aguantan sin chistar los abusos de un presidente municipal empistolado. Y fue esta generación la que hizo posible que sus historietas alcanzaran tirajes semanales de hasta 250 000 copias para expandir la libertad de la crítica por medio de la burla hacia el poder.