Debido a la constante guerra que se vivía en la frontera norestense, la interacción entre españoles e indios fue tensa. No todas las naciones de indios de la región estaban dispuestas a adaptarse a la vida religiosa y social que querían imponer los ibéricos que se asentaron en dicho espacio. A esta dinámica se le sumaron nuevos grupos de personas que migraron de regiones ubicadas más del norte, entre quienes estaban los apaches.