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¡Cárcel para los revoltosos?
Un triunfo del 68 fue terminar con el ominoso delito de disolución social
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¿Cómo inició el movimiento estudiantil del 68?
El 26 de julio de 1968 numerosos politécnicos y universitarios se dirigieron a la Plaza de la Constitución para protestar contra las agresiones a los estudiantes ocurridas unos días antes. Nunca llegaron al Zócalo, pues fueron frenados por la policía que los reprimió y persiguió por las calles del Centro Histórico.
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¡Vamos al cine! Les recomendamos “El Grito”
Tras cada protesta estudiantil, siguió la represión de las autoridades. Entre el verano y otoño de 1968 transcurrieron los meses más crudos en Ciudad de México, acallados finalmente el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
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El espíritu del 68
“Toma el mundo en un abrazo de amor” resonó con fuerza en las radios de América y Europa a partir del verano de 1968, un momento cumbre en la oleada de paz, amor y esperanza que inyectó la idea un mundo mejor en millones de consciencias juveniles alrededor del mundo, las cuales incluso desafiaron a sus gobiernos. El verso era parte de Born to Be Wild, canción de la banda californiana Steppenwolf que se convertiría en un himno de su generación.
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El factor económico de 1968
¿En qué contexto económico se desarrolló el Movimiento estudiantil? Hasta 1968 la economía se había portado bien. Bien en términos de crecimiento medido por el Producto Interno Bruto, bien en términos de estabilidad. Y si en el México de entonces no había inflación, tampoco había devaluaciones. Los dólares de a 12.50 pesos nos acompañaron a lo largo de veinte años y las tasas de interés eran un dato más de un entorno macroeconómico por demás sólido. Incluso en términos de distribución, la economía tenía buenos resultados. El poder adquisitivo de los salarios crecía y el gasto social per cápita hacía lo propio.
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¿Sabían que hay un 2 de octubre que sí se olvidó?
Treinta y cuatro años antes del 68, un movimiento estudiantil en la Universidad de Nuevo León también terminó reprimido a balazos. En su desarrollo, el gobernador Pablo Quiroga y el general Plutarco Elías Calles hicieron correr el rumor de que detrás de los jóvenes estaban “los judíos capitalistas, el clero y la reacción”. En realidad, habían sido apoyados por los sindicatos comunistas contra la “educación socialista” y la imposición de un rector, cuando el presidente electo era Lázaro Cárdenas.