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San Nicolás de los Chinos
La mayoría de los asiáticos avecindados en Nueva España trabajaban como esclavos de los hacendados españoles. Con el paso de los años, los pobladores libres formaron pequeños caseríos. Algunos chinos libres se avencidaron en las repúblicas de indios, donde se casaron con indígenas y mulatas e incluso alcanzaron cargos importantes. En Huitzuco, en el norte del actual Guerrero, un indio filipino se desempeñaba como gobernador a fines del siglo XVII.
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La inmigración filipina durante el Virreinato
Los indios filipinos llegaron para sustituir a la mano de obra indígena –mermada por las pandemias– y con el tiempo empezaron a formar sus propias comunidades en las tierras de la región. La industria cocotera novohispana no puede entenderse sin los pobladores que llegaron de Asia, quienes expandieron el cultivo de esta especie en las costas del Pacífico.
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Los indios chinos en las costas de Guerrero
Los llamados indios chinos llegaron a la Nueva España provenientes, principalmente, de Filipinas, y se dispersaron por el puerto de Acapulco y sus alrededores.
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Matrimonios en plena guerra
En el siglo XIX, tanto en países europeos como en México, en tiempos de guerra se consideraron legítimos ciertos matrimonios que eludían la solemnidad del acto; en especial cuando se trataba de hombres de armas pertenecientes a alguno de los bandos en pugna.
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Matrimonios clandestinos y secretos
En el Concilio de Trento, organizado a mediados del siglo XVI, la Iglesia católica estableció las características que el ritual del matrimonio debía cumplir para considerarse válido. Con ello, quedaban fuera los enlaces acordados por los contrayentes de manera clandestina o secreta.
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Vicisitudes para casarse en el Siglo XIX
Las matrimonios secretos carecían de la solemnidad propia del sacramento y eludían el requisito de las amonestaciones, que anunciaban el enlace con anticipación.





