• La inmigración filipina durante el Virreinato

    La inmigración filipina durante el Virreinato

    Los indios filipinos llegaron para sustituir a la mano de obra indígena –mermada por las pandemias– y con el tiempo empezaron a formar sus propias comunidades en las tierras de la región. La industria cocotera novohispana no puede entenderse sin los pobladores que llegaron de Asia, quienes expandieron el cultivo de esta especie en las costas del Pacífico.

  • Los indios chinos en las costas de Guerrero

    Los indios chinos en las costas de Guerrero

    Los llamados indios chinos llegaron a la Nueva España provenientes, principalmente, de Filipinas, y se dispersaron por el puerto de Acapulco y sus alrededores.

  • Matrimonios en plena guerra

    Matrimonios en plena guerra

    En el siglo XIX, tanto en países europeos como en México, en tiempos de guerra se consideraron legítimos ciertos matrimonios que eludían la solemnidad del acto; en especial cuando se trataba de hombres de armas pertenecientes a alguno de los bandos en pugna.

  • Matrimonios clandestinos y secretos

    Matrimonios clandestinos y secretos

    En el Concilio de Trento, organizado a mediados del siglo XVI, la Iglesia católica estableció las características que el ritual del matrimonio debía cumplir para considerarse válido. Con ello, quedaban fuera los enlaces acordados por los contrayentes de manera clandestina o secreta.

  • Vicisitudes para casarse en el Siglo XIX

    Vicisitudes para casarse en el Siglo XIX

    Las matrimonios secretos carecían de la solemnidad propia del sacramento y eludían el requisito de las amonestaciones, que anunciaban el enlace con anticipación.

  • Santa Anna y los impuestos

    Santa Anna y los impuestos

    Los alzamientos y motines contra el gobierno en turno fueron frecuentes en la primera mitad del siglo XIX mexicano. El de diciembre de 1844 terminó con el derrumbe de la estatua de Santa Anna en la capital del país y el desentierro de su pierna para arrastrarla por las calles al grito de “¡Muera el cojo! ¡Viva el Congreso!”.

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