Jecker pasó de ser uno de los hombres de negocios más adinerados de México a ser expulsado de nuestro país. Murió fusilado en Francia en 1871.
Una de las particularidades del choque entre liberales y conservadores a mediados del siglo XIX es que los patrocinadores de los segundos no tendrían escrúpulos para intentar cobrar las deudas contraídas por sus protegidos, aun en la derrota. Para ello presentaron continuas querellas al gobierno presidido por Juárez. Cansado de ello, en enero de 1861 don Benito decidió declarar nulos todos los contratos, concesiones o nombramientos expedidos por cualquier miembro del grupo conservador desde el lanzamiento del Plan de Tacubaya en diciembre de 1857.
Uno de los más afectados por esta medida fue el suizo Jean Baptiste Jecker, que hizo un convenio favorecedor el 29 de octubre de 1859 con Miguel Miramón. Necesitado de liquidez para solventar la guerra, el general conservador realizó una emisión de bonos por un valor de quince millones de pesos que serían pagaderos con el veinte por ciento de los ingresos aduanales e intereses del seis por ciento semestrales, empeñando así parte de las finanzas públicas a largo plazo.
Jecker entregó dinero en efectivo, vestuario, equipo y el compromiso de pagar el tres por ciento de los intereses de los bonos a sus adquisidores, aunque en la práctica se quedó con casi todos sin siquiera desembolsar los quince millones del valor total. Al momento de triunfar los liberales, Jecker se encontró en la bancarrota.
Expulsado por Juárez, el suizo se instaló en Francia, donde convenció a importantes políticos de promover el pago de estos bonos por parte de México. Los franceses cooperaron a cambio de un treinta por ciento de las ganancias. Así un Jecker, ahora ya con la ciudadanía francesa, llevó a su nueva patria a amenazar y provocar una guerra.
Los bonos Jecker fueron integrados con montos de otros ciudadanos franceses reclamados a México. El embajador Alphonse Dubois de Saligny reiteró al gobierno mexicano que su país llegaría a las últimas consecuencias en caso de no recibir una respuesta positiva a toda reclamación. No se permitió una negociación. La suspensión de pagos anunciada por Juárez hizo que Saligny solicitara inmediatamente una escuadra naval. El “honor” francés se pagaría con sangre.
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Se emiten los bonos Jecker