Mulatos cautivos

El caso de Nicolás de Castañeda en la frontera del noreste novohispano

Jairo E. Jiménez Sotero y Mónica Amezcua García

 

El noreste novohispano fue un espacio habitado durante miles de años por diferentes grupos indios, cada uno con sus propias particularidades. En el siglo XVI esto cambió con la presencia de los españoles. A estos últimos se les unirían afrodescendientes y tlaxcaltecas, quienes en su conjunto interactuaron bajo diferentes dinámicas: algunas de paz y otras de conflicto. Las poblaciones de origen africano se conformaron por individuos que alteraron y enriquecieron las relaciones sociales, culturales, políticas y económicas del noreste. Ellos no sólo se apropiarían de las visiones del mundo y sociedad de los vecinos españoles, sino que también dejarían una huella importante en la sociedad e historia de la región norteña.

El término afrodescendiente ha sido utilizado por historiadores y antropólogos para designar a aquellas personas, evidentemente, de origen africano. Sin embargo, el científico social debe de ser cuidadoso en su utilización, ya que este no se puede entender igual para una u otra ciencia. Para la segunda, la Antropología, se tiene como objetivo comprender las características culturales, mientras que para los historiadores es importante comprender la condición jurídica (y su estatus de esclavizados o libres). En el noreste de la Nueva España, muchas de las personas que llegaron a habitar el territorio norteño tuvieron una u otra condición que determinaría el perfil de sus relaciones, tanto sociales como laborales. No obstante, es importante señalar que el estatus jurídico de esclavizado sujeto a servidumbre no era perpetuo. A lo largo de la vida del individuo esta condición podía transformarse, por lo que una persona que al nacer era registrada bajo la condición pardo, moreno o mulato, podía morir como un español libre.

Eso, desde luego, no sucedió en todos los casos, por lo que posiblemente la condición jurídica quedó impregnada en la mentalidad de dichos individuos. En consecuencia, es fácil concluir que muchos de ellos se siguieron identificando con dicha calidad una vez que pasaban a formar parte de otro grupo social. Un ejemplo de estos cambios se puede rastrear en los cautivos que realizaron los indios, en donde algunos de ellos se reconocieron con calidad afrodescendiente. Otros fueron categorizados de dicha forma debido a la subjetividad de las autoridades, tal y como sucedió en otros documentos oficiales entre las que destacan las actas de bautismo o matrimonio.

La mayoría de los afrodescendientes que habitaron el noreste novohispano se dedicaron a realizar tareas domésticas, por lo que era común que trabajaran en la limpieza del hogar, en el cuidado de los animales, y también como mandaderos, como fue el caso de la villa de Santiago de Saltillo o en Santa María de las Parras. En otros espacios de la Nueva Vizcaya esto distó,  pues algunos fueron esclavizados en las minas, ya que estas proporcionaban uno de los ingresos principales de los habitantes de dicho espacio. Conforme la época virreinal transcurrió, muchos de ellos lograron alcanzar su libertad a través de diferentes mecanismos, ya fuese comprándola o porque nacían libres debido al estatus jurídico de sus madres.

Otros más dejaron la esclavitud porque sus amos lo habían decidido por el aprecio que llegaron a tenerles. Pese a que la esclavización de las personas de origen africano no siempre fue un obstáculo infranqueable, debe de tenerse siempre en mente que la Nueva España era una sociedad profundamente desigual, con derechos diferenciados para cada persona. Lo anterior hizo que muchas personas de origen africano lucharan por su libertad y por mejorar su vida, ya fuese a través de mecanismos legales, pero también ilegales. Estrategias que muchas veces dependieron de sus propios esfuerzos y voluntad, pero otras a partir de terceros.

Cautivos de indios
Las transformaciones padecidas por los pueblos indios en su vida cotidiana, a raíz de la invasión europea de la región noreste, tuvieron un profundo impacto en su posterior desarrollo histórico y cultural. Los mitotes que funcionaron como espacios de intercambio y de paz se volvieron lugares para generar alianzas entre las naciones de indios para enfrentarse a los españoles. Esto mismo sucedió con otros aspectos de la sociedad, entre las que se encontraba la costumbre de tomar cautivos durante la guerra. Desde antes de la llegada de los españoles, los indios optaron por capturar hombres, mujeres y niños “a efecto de reducir el potencial demográfico de sus competidores y acrecentar el propio”.

En la época virreinal esto no fue muy diferente. Debido a la invasión europea de sus territorios, los indios comenzaron a secuestrar mujeres y niños que habitaban en las nuevas poblaciones. Hacer cautivos les permitiría ampliar sus posibilidades de mano de obra, equilibrar las bajas demográficas (por guerras y enfermedades) o fortalecer mecanismos de intercambio comercial.

Dependiendo de las características de las personas que fueran secuestradas sería la función que cumplirían en el grupo. Las mujeres podrían casarse con algún miembro de la nación para posteriormente tener hijos. Una vez que esto sucediera tendría los mismos derechos que otras mujeres. En el caso de los hombres esto dependería de su edad. Los niños se integrarían más fácil al grupo, ya que con los años llegarían a asumir su identidad, por lo que podrían desempeñarse como soldados y pelear en las diferentes batallas que se efectuaran contra los españoles.

Para conocer más de los artículos vigentes, adquiere nuestro número 188 de junio de 2024, impreso o digital, disponible en la tienda virtual, donde también puedes suscribirte.