Una de las cartas más interesantes del Atlas pintoresco e histórico de los Estados Unidos Mexicanos de Antonio García Cubas, y de las más reproducidas por la calidad de sus ilustraciones, es la “Carta Etnográfica”, referida en la obra como Lámina II –solo detrás de la “Carta política”–, lo que nos muestra la importancia que daba el geógrafo al entramado racial del país.
La “Carta Etnográfica” divide a la población del país en tres grandes grupos étnicos: europeo y español americano, indígena y mezclado. Al primero se refiere de la siguiente manera: “Los individuos del primer grupo y una fracción del tercero, que a él se ha asimilado, constituyen en el país la parte principal de sus habitantes cuya civilización se halla en todo conforme con la europea…” Con las otras dos es menos condescendiente, aunque muestra la ambivalencia, propia de su época, con respecto a los mestizos e indígenas.
El mapa de la “Carta etnográfica” indica el territorio que ocupaban los diferentes grupos indígenas, divididos, según García Cubas, en catorce familias: mexicana, otomí, zapoteca, maya, tarasca, totonaca, opata-pima-sonorense, zoque-mixe, chontal, apache, matlaxinca, huave, guaicura y seri.
El plano está rodeado por veintiséis cromolitografías de los grupos indígenas y raciales vestidos con trajes típicos; veinticuatro fueron hechas por el célebre pintor Félix Parra y dos salieron de los lápices de un artista, para entonces todavía estudiante, que con el tiempo sería famoso por sus pinturas de batallas: el saltillense Francisco de P. Mendoza.
El mapa cuenta también con dos gráficas. En la primera García Cubas divide a la población en tres "razas": blanca, indígena y mezclada, para luego mostrar el porcentaje de cada una, primero con relación a la población total y después en cada uno de los estados de la República. La segunda gráfica se refiere al porcentaje de representantes de cada una de las catorce familias indígenas mencionadas, de las cuales, si nos remitimos a la información proporcionada en el Cuadro geográfico, estadístico e histórico de los Estados Unidos Mexicanos, podemos encontrar una pequeña descripción.
Además de estas descripciones sin desperdicio alguno, el cartógrafo nos ofrece información sobre los principales productos fabricados por cada una de estas familias indígenas, como tejidos, cerámicas y artesanías, así como cultivos.
Vale la pena acercarse con detalle no solo a los dibujos de esta carta, sino a las descripciones del Cuadro geográfico…, ya que permiten formarnos una idea clara de cómo percibían los intelectuales del siglo XIX la complejidad étnica de nuestro país, así como la visión que tenían del indígena, lo cual se manifiesta en este escrito de García Cubas:
El indio, en general, es aficionado a las bebidas fermentadas pero es valiente, denodado y sufrido, demostrando estas cualidades, ya como diestro cazador de las sierras, ya como intrépido soldado librando un combate después de una marcha penosa de veinte o más leguas; es fuerte por naturaleza, y sólo así se comprende cómo muchos individuos alcanzan una edad muy avanzada, a pesar de su escasa y frugal alimentación, de sus costumbres opuestas a la higiene y de sus habitaciones estrechas y húmedas, en las cuales albergan familias crecidas.
Esta publicación es un fragmento del artículo “Las etnias de México” de la autora Luis Arturo Salmerón y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 46.
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