La influencia del nazismo en la propaganda cardenista

Marco A. Villa

 

Cárdenas, ya como mandatario, decretó en diciembre de 1936 la creación del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP), inspirado en el nacionalsocialismo alemán, pues unas semanas antes de que el decreto fuera anunciado, representantes cardenistas y algunos periodistas habían visitado Berlín para conocer el despliegue mediático ideado por Joseph Goebbels, cerebro de la propaganda germana.

 

“Vamos a hacer que grite ¡¡viva Cárdenas!! a este hijo de reaccionarios”, “¡Péguenle!”, expresa entre sollozos un furibundo niño, alborotando a algunos más con quienes antes jugaba a las canicas en un llano cholulteca. La razón de la gresca fue que aquel al que señalaba había pateado un maltrecho cartel electoral que el viento les puso delante de la partida. “Óyeme, desgraciado, este papel no se patea, ¿nos’tas viendo que’s el candidato de aquí del pueblo?”, le reclamó el primero. Es 1934 y la escena fílmica refleja el espíritu con el que se buscaría promover la masiva adhesión a la imagen e ideales del postulante a la presidencia Lázaro Cárdenas.

El historiador del arte Álvaro Vázquez Mantecón describe una escena de la campaña en Tabasco en la que Cárdenas llega a un mitin en aeroplano, acompañado del gobernador de la entidad Tomás Garrido Canabal, para luego mostrarse ante los Camisas Rojas. Los protagonistas “descienden como los dioses al encuentro de un pueblo organizado y uniformado que les aclama”.

Cárdenas, ya como mandatario, decretó en diciembre de 1936 la creación del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP), inspirado en el nacionalsocialismo alemán, pues unas semanas antes de que el decreto fuera anunciado, representantes cardenistas y algunos periodistas habían visitado Berlín para conocer el despliegue mediático ideado por Joseph Goebbels, cerebro de la propaganda germana.

Con filmes, carteles, documentales, programas de radio, conciertos y otros productos que generaba o compraba y distribuía, el DAPP difundía dentro y fuera de las fronteras la labor del régimen cardenista, la educación socialista, los programas de inclusión de los indígenas, la promoción turística de importantes destinos, entre otros aspectos.

Los materiales fímicos del DAPP incluyen escenas como la de El Centro de Educación Indígena Kherendi Tzizica en Paracho Michoacán (1938), en la que se expone cómo enseñar al indio a bañarse, pues debía adoptar las costumbres “civilizatorias” practicadas en las urbes, emprendiendo así “su racional adaptación a la cultura moderna”, según el narrador, quien después sentencia: “Quienes afirmaban que cualquier intento para mejorar la vida del indio habría de fracasar debido a las condiciones de inferioridad e inadaptación de que se le acusaba, hoy tendrían que confesar que estaban equivocados”.

En Escuela de hijos del ejército (1937), en una escena en la que un niño imprime una frase, la voz en off expone: “Millares de letras esperan en las cajas que las manos de estos obreritos las unan para construir palabras y frases que consignen mensajes de renovación y argumentos irrebatibles para fincar una nueva etapa en la historia de la humanidad”. Y al anochecer, ya en sus camas, el locutor dice que duermen recordando “con cariño y respeto al fundador de su casa de estudios, el presidente Cárdenas”.

La breve vida del DAPP, que bien puede considerarse un primer esfuerzo en México por controlar y centralizar la información vertida a las masas desde el Estado, terminó en diciembre de 1939, mediante un decreto que finalmente se cumplió el 1 de enero siguiente.