El joven José María del Castillo estudió Derecho en el Colegio de San Ildefonso y se graduó como abogado en 1844. Años más tarde, en paralelo a su labor de jurisconsulto, y por su su ideario liberal, ejerció como redactor en el periódico El Monitor Republicano. Le costó la cárcel su vehemente crítica a la dictadura de Antonio López de Santa Anna, y, en consecuencia, José María apoyó la célebre Revolución de Ayutla que arrolló el país desde 1854.
Una vez desterrado Santa Anna, Del Castillo fue nombrado regidor y secretario de Gobierno del Distrito Federal. Luego fue electo diputado federal para el Congreso constituyente de 1856: su firma se halla estampada en la Constitución política de 1857, y con el bando liberal participó en la Guerra de Reforma y, desde 1861, contra la invasión francesa y el Imperio de Maximiliano. En el sitio de Querétaro, en 1867, obtuvo el grado de coronel, y en la toma de la Ciudad de México, en junio, el de general brigadier. Pocos meses después fue electo magistrado de la Suprema Corte de Justicia, en febrero de 1868.
Herencias liberales
José María del Castillo Velasco nació el 11 de julio de 1822 en San Antonino, distrito de Ocotlán, Oaxaca; fue primogénito de don Demetrio del Castillo Villagra y doña Francisca Velasco Gómez, quienes fueron también los padres de otras dos hijas y un hijo. Por línea paterna, fue sobrino del afamado presbítero costarricense Florencio del Castillo Villagra, quien desde 1810 fungió como diputado por la provincia de Costa Rica en las Cortes de Cádiz, por lo que fue uno de los 384 firmantes de la Constitución de Cádiz, y fue presidente de las Cortes en 1813. Don Florencio inició, a partir de 1814, un exitoso periplo en el virreinato novohispano, pues se le nombró canónigo de la catedral de Oaxaca, en la cual se mantuvo hasta 1821, año en que integró una junta de autoridades eclesiásticas en la Ciudad de México para definir el rumbo de las relaciones mutuas con el entonces regente del Imperio, Agustín de Iturbide.
En 1822 representó a Costa Rica ante el primer Congreso constituyente de México, fungió como miembro del consejo de Estado de Iturbide e integró el séquito de religiosos en la coronación del luego llamado Agustín I. En marzo de 1823 regresó a Oaxaca, tras la caída del imperio, y fue nombrado diputado y primer presidente del Congreso de ese estado, así como de su primer Congreso constituyente (1824).
Fue coautor del pionero Código Civil de Oaxaca (1827-1829; primero de la historia mexicana) y director, desde 1830, del célebre Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, teniendo entre sus alumnos al joven estudiante de leyes Benito Juárez. El presbítero murió en 1834. El padre de José María, don Demetrio (nacido en Costa Rica en 1787), se graduó de bachiller en Leyes en Nicaragua (1808-1811); después viajó a España junto con su hermano Florencio, con quien luego se trasladó a Nueva España en 1814. Tras instalarse en Oaxaca, laboró como juez de primera instancia, capitán de Justicia, comisario honorario de Guerra y secretario de Gobernación e Intendencia, y en 1823 viajó a la Ciudad de México, tras su elección como diputado ante el segundo Congreso constituyente mexicano. Por esta razón, fue uno de los firmantes de la Constitución Federal de 1824.
En los siguientes cuatro años fue senador en el primer Congreso Federal de México, del que fue presidente en 1827, y donde luego ocupó una curul como diputado constituyente en el bienio 1835-1836, que promulgó las llamadas Siete Leyes constitucionales. Tras aprobar los exámenes académicos, se incorporó al Colegio Nacional de Abogados, y en medio de la polarizacion entre federalistas y centralistas, don Demetrio murió en agosto de 1840. Fue el primer costarricense que ejerció como abogado en México.
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