El declive de la plata en el comercio mundial

Plata y opio

Javier Torres Medina

Con la creciente presencia de Reino Unido en las actividades económicas, políticas y sociales luego de las Guerras del Opio, la región portuaria de Hong Kong tuvo una fuerte transformación a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Algunos de estos cambios incluso prevalecen hasta nuestros días y a escala mundial, como es el caso del banco HSBC.

 

Incertidumbre por un país en crisis

Durante la década 1850-1860, muchas compañías mercantiles salieron de México. La inestabilidad política del país y la inminente intervención francesa hacían temblar a las casas comerciales por la incertidumbre. Fue claro el papel del financiero Jecker en convergencia con los intereses franceses y varias casas comerciales inglesas vieron peligrosa esa situación, por lo que decidieron salir del país para instalarse en San Francisco que, debido al aumento de la población y a los descubrimientos mineros, ofrecía nuevas condiciones que facilitarían provechosas operaciones bancarias entre los pesos de plata mexicanos, el oro de California y los bancos de Nueva York y Londres.

Había otras ventajas. En 1852 los pesos mexicanos se estaban vendiendo en San Francisco con un premio de cinco por ciento sobre su valor intrínseco. Para ese entonces seguían fluyendo antiguos pesos coloniales a Asia que, aunque habían dejado de acuñarse, seguían circulando. Después de 1821 las monedas republicanas habían impuesto nuevos cuños conocidos como de “resplandor” y de “balanza” que tardaron en aceptarse, pero que, al ser ensayadas, se verificó que mantenían una excelente ley y conservaban el prestigio de los antiguos head dollars.

La salida de las casas comerciales extranjeras se debió también a problemas con las autoridades mexicanas, ya que muchos de sus negocios eran ilícitos (contrabando y evasión de impuestos). En febrero de 1845 Forbes se despidió de México y de la firma de su tío para probar fortuna en China. Mott, Talbot & Co. acabó por trasladarse a San Francisco en marzo de 1852, en vista de que los negocios iban muy mal en Mazatlán. El mismo Barrón fue expulsado de Jalisco en 1858, lo cual causó un conflicto en las relaciones diplomáticas entre México y Gran Bretaña.

Algunas compañías que se quedaron en México siguieron triangulando la plata de la costa occidental de México a través de San Francisco y el comercio de Londres con el Oriente. Hacia 1860-1870 lograron crear un tráfico directo entre México y los países asiáticos, manteniendo cierta regularidad en los suministros de plata. Es interesante comparar las remesas de metálico que llegaban a Hong Kong desde Londres y San Francisco que fueron en constante crecimiento, con variaciones hacía 1866 con el cambio de régimen.

Para la década de 1870-1880 el precio de la plata empezó a descender rápidamente de la proporción que tenía de quince a uno con respecto al oro a treinta a uno. A ello también contribuyó la tremenda irrupción de plata norteamericana en el mercado mundial y con la introducción del trade dollar que acabó por rebajar aún más el valor del metal y desplazó a las monedas mexicanas de las grandes transacciones. Aunque todavía en 1906 la moneda predilecta en la mayor parte de China era el peso mexicano del “águila”, los viejos pesos (old spanish coinage) que llevaban la inscripción “carolus” seguían traficándose con un premio de cuarenta por ciento.

En 1911 se calculó que había en el gran país asiático entre cuatrocientos y quinientos millones de pesos mexicanos (republicanos), ya sea en circulación, ya en tesoros ocultos. Esta gran cantidad de plata había permitido el incremento de la producción y el consumo de opio que alimentó el entramado mercantil que hizo posible el proceso de la Revolución industrial y garantizó la supremacía de Inglaterra, que fue la verdadera “aspiradora de plata” mexicana.

 

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Javier Torres Medina. Doctor en Historia por El Colegio de México. Profesor de Historia de México del siglo XIX en la FES Acatlán-UNAM. Sus investigaciones se han enfocado a la historia económica, específicamente en temas de historia fiscal y monetaria. Entre otras obras, ha publicado Centralismo y reorganización. La hacienda pública y la administración durante la primera república central de México, 1835-1842, y La consumación de la independencia en Querétaro. “El abrazo de San Juan del Río”, 1820-1821.

 

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