Desde la madrugada de ese día, los ojos de los mexicanos estaban puestos en el legendario Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos. Se trataba de una ocasión especial para nuestro país, que por primera vez incursionaba en el ramo de la comunicación satelital. En el mundo, el gran interés de las décadas anteriores por los vuelos espaciales había disminuido notablemente desde los años en que la carrera por posar a un hombre en la Luna estaba en la agenda de las dos potencias hegemónicas del mundo: la Unión Soviética y Estados Unidos.
Aquella mañana, la cuenta regresiva del transbordador espacial Discovery se inició sin contratiempos a las 7:33 horas. Los inmensos motores rugieron para luego lanzar al despejado cielo la nave que llevaba en su interior al primer satélite mexicano: el Morelos I. Se coronaban así casi diez años de esfuerzos del gobierno nacional por controlar el cada vez más importante ramo de las telecomunicaciones.
Desde mediados de la década de 1970, México había entrado en negociaciones con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, con sede en Ginebra, Suiza, para lograr que los satélites de nuestro país pudieran entrar en órbita con la finalidad de transmitir señales a la totalidad del territorio nacional. Una vez resueltas favorablemente, quedaba pendiente conseguir el acuerdo con la administración estadunidense y la Agencia Norteamericana de Exploración Espacial (NASA, por sus siglas en inglés) para transportar los artefactos hasta el espacio.
Al llegar 1982, México adquirió su primer sistema de satélites, al que nombró Morelos; constaba de dos de éstos, Morelos I y Morelos II, además del Centro de Control Espacial Walter C. Buchanan, ubicado en Iztapalapa, Ciudad de México. Para el 3 de junio de 1985, el presidente Miguel de la Madrid inauguró dicho espacio que, dotado de antenas parabólicas de once metros de diámetro y un sofisticado cuarto de cómputo, controlaría desde la Tierra el sistema Morelos de satélites, el cual permitiría la recepción y retransmisión de señales de televisión, telefonía y télex (precursor del fax) a todo el territorio nacional.
El momento cumbre por fin llegó cuando el 17 de junio, después del exitoso despegue, los astronautas del Discovery iniciaron las complejas maniobras para establecer los satélites que transportaban. Seis meses después, el Morelos I alcanzó su órbita definitiva.
El 26 de noviembre de ese mismo año sería lanzado su satélite hermano, el Morelos II, en el transbordador Atlantis, en cuya tripulación se encontraba el doctor Rodolfo Neri Vela, quien fue el primer mexicano en viajar al espacio exterior... pero esa es otra historia.
Actualmente, el Morelos I y el Morelos II son basura espacial; sin embargo, en su momento marcaron el inicio de una nueva era en las telecomunicaciones en México.
“Es puesto en órbita el satélite Morelos I” del autor Luis Arturo Salmerón y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 94.