A principios de 1865 el joven pintor José María Velasco ingresó a la Escuela Nacional de Medicina, en la cual tomó la cátedra de Historia Natural, que incluía temas de botánica y zoología. En junio de ese año se incorporó como dibujante en una expedición científica a Huauchinango (Puebla), donde conoció al naturalista Rafael Montes de Oca, quien influyó notablemente en su formación científica. Con esos antecedentes y la publicación de la obra Flora del valle de México, en la década de 1870 ingresó a la Sociedad Mexicana de Historia Natural, en la cual participó activamente, además de publicar cinco trabajos en la revista Naturaleza de dicha asociación e ilustrar otros artículos científicos. Sin embargo, sus dibujos en ese ámbito son menos conocidos que sus grandes óleos de paisajes.
Esta publicación es un fragmento del artículo “El sorprendente ajolote” de los autores Consuelo Cuevas-Cardona y Victor Javier Acevedo-Mota y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 92.