¡Azul tricampeonísimo!

Crónica de un sueño deportivo en 1974

Gerardo Díaz Flores

 

La temporada 1973-1974 consolidó la afición a una institución que difería significativamente de las más populares, como las Chivas del Guadalajara con sus once aguerridos mexicanos, las Águilas del América con la poderosa televisora de cartera impresionante, o los Potros de Hierro del Atlante, que como “equipo del pueblo” llegaba en transporte público al campo de juego.

La Cooperativa Cruz Azul (ver Relatos e Historias en México, núm. 116), corazón de cientos de familias obreras, demostró en pocos años que su solidario modelo daba resultados no solo empresariales, sino también deportivos, al grado de conseguir dos campeonatos al hilo en las temporadas de 1972 y 1973, coincidiendo con su mudanza al estadio Azteca. El equipo fue adoptado por una afición capitalina que gozó el verlos destrozar las estadísticas del América en su propio estadio, que no se limitó como el Guadalajara y contrató extranjeros de gran nivel, y que tenía unas finanzas de ensueño, a diferencia del Atlante.

El punto desbordante fue la temporada 1973-1974, cuando vislumbró el sueño del tricampeonato. En un torneo fantástico, fueron superlíderes al perder únicamente tres partidos de 34 jugados, con las mejores estadísticas en defensa y ataque. Pero las circunstancias del torneo regular no bastaban si no se consolidaba la eficiencia del juego en la llamada liguilla. Ahí, los azules demostraron su peso. Primero, destrozaron al Puebla con un marcador global de 7 a 2, aunque en la final el Atlético Español vendería duro su piel.

En un partido que parecía de trámite, los azules de pronto se encontraron perdiendo 2 a 0 a cinco minutos de finalizar el juego de ida. Las caras atónitas no podían explicar tal descalabro en el partido más importante del año. Hoy diríamos que estaban a punto de “cruzazulear”. Sin embargo, en los últimos instantes Eladio Vera marcó un gol de descuento. Todo listo: en el partido de vuelta la remontada era más que posible.

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