La zona arqueológica de Cacaxtla es mencionada por las fuentes historias desde el siglo XVI, pero es hasta septiembre de 1975, cuando fueron descubiertas algunas de las pinturas murales que revelaron su importancia. A partir de estos descubrimientos se inicia un proyecto de exploraciones arqueológicas, que han permitido hasta el año 2000, exhumar y proteger los murales, descubrir sus estructuras y rescatar los testimonios de su compleja vida cultural.
Es posible que considerando el área total del gran basamento de Cacaxtla, éste sea uno de los sitios con mayor representación mural de Mesoamérica, sin tomar en cuenta la posible presencia de otros murales, que aún se pueden encontrar al interior del basamento. Las espléndidas pinturas plasmadas en los muros de sus templos y palacios, expresan la continuidad renovada del ancestral culto a las deidades del agua, a la fertilidad de la tierra, a las manifestaciones integrales de la vida humana y del cosmos.