En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. (El Generalísimo Franco. Burgos, 1° de abril de 1939).
De esta manera se hacía oficial la derrota republicana que dio paso a la dictadura de Francisco Franco en España. Este acto también es parte de una historia en común entre México y ese país europeo; de un apoyo total, firme, abierto y sincero a la democracia ibérica. Ello devino en una integración oficial a nuestra nación de aquellas personas que huían de España, aunque tenían la esperanza de volver alguna vez a una patria sin sometimiento alguno.
En plena guerra, desde junio de 1937, el gobierno mexicano recibió a los llamados niños españoles de Morelia, bajo la tutela del propio presidente Lázaro Cárdenas y su esposa Amalia Solórzano. Al año siguiente se inauguró, por iniciativa del historiador Daniel Cosío Villegas, la Casa de España en México, un centro de estudios de primer orden que incorporaría a los intelectuales que se vieron obligados a migrar por causas políticas. Transterrados se hacían llamar, con todo el dolor de su corazón. El filósofo José Gaos sería el primer miembro procedente del extranjero en esa institución, la cual cambiaría su nombre a El Colegio de México un año más tarde, siendo hasta la actualidad un baluarte para el estudio y la investigación académica.
En junio de 1939 arribó el Sinaia, uno de los barcos más famosos de la resistencia republicana, pues trajo la primera gran cantidad de refugiados españoles: alrededor de 1 600 que lograron huir del desastre europeo. “El Gobierno y pueblo de México os reciben como a exponentes de la causa imperecedera de las libertades del hombre. Vuestras madres, esposas e hijos encontrarán en nuestro suelo un regazo cariñoso y hospitalario”, exponía el secretario de Gobernación Ignacio García Téllez.
Al final, la derrota republicana en España contribuyó con un aproximado de cinco mil profesionales calificados que llegaron a nuestro país, aparte de fomentar una nueva literatura llena de brío y rabia, aunque también de agradecimiento y esperanza. Tendríamos artículos, revistas y libros memorables creados por ellos. El escritor Eulalio Ferrer lo resumiría así: “México, en definitiva, nos enseñaría que no habíamos perdido una patria, sino recuperado otra, la de la hermandad histórica. Desde el cruce simbólico de la X mexicana aprenderíamos su hermosa lección de paciencia y convivencia. La nostalgia convertida en un vuelo de ida y vuelta”.
El artículo breve "El 1 de abril de 1939 termina la Guerra Civil Española" del autor Gerardo Díaz se publicó en Relatos e Historias en México número 128.