El abasto de agua siempre ha sido una preocupación de todas las poblaciones. A través del tiempo, se han ingeniado muchos mecanismos para garantizar su obtención. Los acueductos son quizá los vestigios visibles más famosos que tenemos al respecto. En ocasiones se conservan como monumentos históricos, ya sea por su belleza, destreza arquitectónica o prudentes recordatorios respecto al vital líquido, pero de la fuente original y el destino poco se sabe, se conserva o siquiera se pregunta. Algo así sucede en la capital de San Luis Potosí con una peculiar construcción.
Al transitar por la calzada de Guadalupe de dicha ciudad, se ve… ¿un monumento en forma de contenedor o acaso una bodega? Así es, en parte. Esta estructura circular es conocida como la Caja del Agua y fue parte de un ambicioso proyecto hidráulico fomentado por el primer gobernador de la entidad, Ildefonso Díaz de León, alrededor de 1828. Su función original fue la de conservar el agua traída desde un manantial cercano por medio de un acueducto prácticamente desaparecido.
Por décadas, aquí acudían los potosinos a llenar sus vasijas de barro y también los aguadores que brindaban el servicio de llevar a los hogares una buena cantidad de litros. Este depósito fue utilizado hasta el siglo XX, convirtiéndose en un símbolo de superación y, aunque no lo indique ningún letrero, también debe ser un recordatorio que fomente el buen uso del agua, pues no siempre llegó con la facilidad que hoy tienen muchas viviendas.
El artículo "La Caja del Agua en San Luis Potosí" del autor Gerardo Díaz se publicó en Relatos e Historias en México número 124. Cómprala aquí.