Es diciembre de 1913. La garita que conecta las ciudades fronterizas de El Paso (Texas) y Ciudad Juárez (Chihuahua) se encuentra relativamente vacía para quienes intentan cruzar de Estados Unidos a México. Un norteamericano de 71 años se detiene en la aduana y ofrece su pasaporte al funcionario mexicano. Este verifica que todo esté en orden, lo sella y permite que el anciano –de actitud jovial y gallarda– cruce la frontera. Viaja ligero. El de la aduana lo sigue con la mirada, mientras en silencio quizá se pregunta cómo se pronunciará el nombre de aquel septuagenario que acaba de leer en el pasaporte: Ambrose Bierce.
El escritor británico Graham Greene anotó en su diario Another Mexico (El otro México): “La frontera significa algo más que la aduana. […] El hombre que busca paisajes imagina extraños bosques e inauditas montañas; los románticos creen que al otro lado de la frontera las mujeres serán más bellas y complacientes que en casa; el desgraciado imagina, al menos, un infierno diferente; el viajero suicida espera la muerte que nunca encuentra. La atmósfera de la frontera es como empezar de nuevo otra vez”.
Ambroise Bierce era ese tipo de “viajero suicida” y así encontró la muerte en nuestro país. Una muerte misteriosa –el misterio fue un género y tema que cultivó en su obra–, anhelada, digna y novelesca: “Adiós. Si oyes que me pusieron contra un muro de piedra mexicano y me despedazaron a tiros, piensa que creo que es una buena manera de dejar la vida. Evita la ancianidad, las enfermedades o el riesgo de rodar las escaleras de la bodega. Ser gringo en México: ¡eso sí que es eutanasia!”, escribió en su última carta, fechada el 26 de diciembre de 1913 en Chihuahua y enviada a su sobrina Lora.
Bierce, genial escritor elogiado por H. P. Lovecraft, fue autor de El diccionario del diablo, libro mordaz publicado en 1911, que con humor derrumba todo tipo de dogmas y credos, y en donde por cierto define la palabra longevidad como “inusual extensión del miedo a la muerte”. Nació en 1842 en Ohio (EUA). Fue el décimo hijo de la pareja conformada por Marcus Aurelius Bierce –campesino aficionado a la lectura– y Laura Sherwood. Ambrose tuvo una vida turbulenta: participó en varias batallas durante la Guerra de Secesión (1861-1865), vivió en Europa, tuvo tres hijos que murieron antes que él. Fue periodista y debido a su ácida pluma, su vehemencia y crítica feroz ejercida en sus textos se ganó el mote de Bitter Bierce (Amargo Bierce). Aunque su obra no fue muy extensa, es considerado heredero literario de Edgar Allan Poe y Herman Melville, debido a su estilo sombrío e irreverente.
A sus setenta años, Bierce decide abandonar la literatura. Hace un viaje por algunos de los territorios estadounidenses en los que combatió en su juventud y decide venir a México. No es gratuito que haya elegido la frontera de Ciudad Juárez para ingresar a nuestro país. Viene buscando a alguien que admira: el revolucionario Pancho Villa. El historiador Horacio Achaval apunta: “Su sueño postrero se cumplió como quiso. Unido a las tropas de Pancho Villa se esfuma, nadie sabe cuándo ni cómo, envuelto por un misterio que le cuadra tan bien como a cualquiera de los personajes de sus relatos sobrenaturales”.
Es muy probable que haya conocido al Centauro del Norte. Pero luego de eso nada: desapareció en Chihuahua. Se ha sugerido que pudo haber muerto en el sitio de Ojinaga en enero de 1914, pues consta en los registros de la batalla que en ella murió “un gringo viejo”. Habría sido fascinante que Bierce hubiera dejado un testimonio literario de su experiencia, pero la muerte asistida por la Revolución, tal como él la buscaba, se lo impidió. Carlos Fuentes escribió una novela intitulada Gringo viejo, en la que imagina aquello que Ambrose pudo haber vivido antes de desaparecer en el desierto de Chihuahua. Bierce, efectivamente, fue un extranjero perdido en México.
Diccionario del diablo de Ambrose Bierce (selección)
Ancianidad. Época de la vida en que transigimos con los vicios que aún amamos, repudiando los que ya no tenemos la audacia de practicar.
Bruto. Ver Marido.
Cañón. Instrumento utilizado en la rectificación de las fronteras.
Elector. El que goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron
otros.
Fidelidad. Virtud que caracteriza a los que están por ser traicionados.
Historiador. Chismoso de trocha ancha.
Impostor. Rival que también aspira a los honores públicos.
Loco. Dícese de quien está afectado de un alto nivel de independencia intelectual.
Matrimonio. Estado o condición de una pequeña comunidad formada por un patrón, una patrona y dos esclavos: en total suman dos.
Metrópoli. Baluarte del provincialismo.
Paz. En política internacional, época de engaño entre dos épocas de guerra.
Plebiscito. Votación popular para establecer la voluntad del amo.
Política. Conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios.
Revolución. En política, abrupto cambio en la forma de desgobierno.
Ultimátum. En diplomacia, exigencia final antes de acudir a las concesiones.
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Esta publicación es sólo un fragmento del artículo "Extranjeros perdidos en México: La muerte del escritor Ambrose Bierce en México" del autor Ricardo Lugo Viñas que se publicó en Relatos e Historias en México, número 123. Cómprala aquí.