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Pérez Prado en México: la gloria y la ruina
1989. Es la mañana del viernes 15 de septiembre. Los asiduos lectores y visitantes de estanquillos y quioscos de periódicos se ven sorprendidos por un titular que se aleja de las notas de actualidad. Se trata de la primera plana de La Jornada, en la que se lee: “Murió el Rey del Mambo”. En la columna derecha se anuncian textos escritos al respecto por Carlos Monsiváis, Iván Restrepo y el colombiano Gabriel García Márquez.
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¿El Himno Nacional a ritmo de mambo?
A lo largo de su vida, Pérez Prado grabó más de doscientos discos y compuso tantos mambos que perdió la cuenta. Su pieza Patricia formó parte de la banda sonora de la película La dolce vita (Fellini, 1959) y él se presentó en Japón, Alemania, Marruecos, Estados Unidos y diversos países de Sudamérica. Fue sepultado en una modesta tumba en el Panteón de Dolores, en Ciudad de México. El gran compositor ruso Ígor Stravinski se refirió al ritmo y orquestación de Dámaso como “una explosión musical solo digna de un genio”.
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A pesar de los españoles, sería tan fácil quedarse con las Californias
El Diario de William Shaler tenía un importante objetivo: señalar, ante la opinión pública de los Estados Unidos, particularmente la de los comerciantes, la facilidad con que las Californias podían ser conquistadas.
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Las Californias según William Shaler
Desde finales del siglo XVIII, la costa del Pacífico Norte, desde las Californias hasta Alaska, empezó a ser codiciada por sus valiosos y diversos recursos naturales. Shaler también vio una oportunidad para explotar esos territorios.
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El aventurero William Shaler y los primeros intentos de Estados Unidos por apoderarse de California
En 1804 William Shaler comenzó a escribir su Diario sobre su viaje entre China y la costa noroeste de América. En este plasmó lo encantado que quedó con las posibilidades que ofrecía el territorio californiano, al cual consideraba mal explotado por España.
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A la conquista de las Californias
En una palabra, a pesar de los españoles, sería tan fácil quedarse con California, como arrebatárselas en un principio. William Shaler, 1804.