Col. Ciudad Satélite, Naucalpan, Edo. de México, C.P. 53100
Uno de los despachos que mejor funcionó durante la presidencia de Victoriano Huerta (1913-1914) fue la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, lo cual se atribuye principalmente a dos razones: a la notable independencia que otorgó el mandatario a dicha cartera y, sobre todo, al talento de su titular: el abogado, poeta y periodista Nemesio García Naranjo, quien fue el secretario de Estado que más duró en su cargo durante el gobierno huertista.
Don Nemesio nació el 8 de marzo de 1883 en Lampazos, Nuevo León, localidad que más tarde sería llamada “de Naranjo” en honor a su tío, el general Francisco Naranjo. En 1909 se recibió de abogado y comenzó a impartir la cátedra de Historia de México en la Escuela Nacional Preparatoria. Asimismo, fue miembro fundador del Ateneo de la Juventud, que contaría entre sus filas a algunos de los intelectuales más influyentes en la cultura nacional en los años venideros.
En 1910 se inició en la vida política como diputado de la XXV Legislatura, donde tuvo una activa participación en la organización de los festejos del Centenario de la Independencia. En 1912, reelecto como legislador, fue uno de los principales opositores al gobierno de Francisco I. Madero. En el Congreso, formó con los diputados Querido Moheno, Francisco M. de Olaguíbel y José María Lozano el grupo conocido como el Cuadrilátero. Ese año también fundó el periódico La Tribuna, cuyas críticas contribuyeron a socavar la imagen del presidente del país.
Tras el derrocamiento de Madero y el ascenso al poder de Huerta, en octubre de 1913 Naranjo fue nombrado ministro de Instrucción Pública, cargo que desempeñó hasta la caída del régimen huertista, en julio del año siguiente. En su gestión se renovó el plan de estudios de la Escuela Nacional Preparatoria al abandonar el positivismo que hasta entonces la regía, además de que se fortaleció la educación primaria.
En términos generales, la instrucción pública vivió una buena etapa con García Naranjo, sobre todo si se compara con el periodo posterior a la caída de Huerta, en el que padeció su peor momento, al grado de desaparecer como secretaría de 1917 a 1921.
Con la derrota de don Victoriano, Naranjo partió a su primer destierro. Al respecto, en sus memorias escribió: “Viví fuera de México durante 28 años, y creo que con la excepción del general Leonardo Márquez, el doctor Aureliano Urrutia y el licenciado Rodolfo Reyes, ningún otro mexicano puede jactarse de un récord tan largo de destierros”.
Los gobiernos posrevolucionarios no le perdonaron a Naranjo su cercanía con el régimen golpista de Huerta, por lo que nunca más ocupó un cargo público. En cambio, el mundo intelectual fue más indulgente, ya que, tiempo después de regresar de su segundo destierro, se le otorgó la silla XI de la Academia Mexicana de la Lengua, la cual ocupó entre 1940 y 1962.
Dedicó sus últimos años al ejercicio del periodismo y a su oficio de escritor, hasta que falleció en la capital de la República el 21 de diciembre de 1962.
“Nemesio García Naranjo” del autor Luis Arturo Salmerón y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 92.