El origen del debate sobre el cambio climático

La Sociedad Forestal Mexicana

Marco A. Villa

Los objetivos estaban claros: “evitar la devastación de los bosques y del árbol en general que hay en la República de México, procurando que sea restaurada la vegetación forestal perdida así como que sean cultivadas arboledas en poblados y sitios públicos en beneficio de la higiene en general, ya que la conservación de la vegetación forestal, sirve para regular el clima”. En suma, el discurso de Miguel Ángel de Quevedo, el Apóstol del Árbol, de donde fueron extraídas estas palabras, fue vehemente y quizá no menos inquietante.

 

Se dictaba y firmaba el 11 de noviembre de 1921, desde el Centro de Ingenieros establecido en el 25 del callejón 5 de Mayo, en el actual Centro Histórico de la Ciudad de México, el acta constitutiva que daba lugar a la formación oficial de la Sociedad Forestal Mexicana, una organización de “carácter científico” que comenzaba a advertir sobre los riesgos de seguir perdiendo la flora de las ciudades a costa, entre otros aspectos, de la creciente urbanización. Para este año de su fundación, contaba ya con investigaciones importantes desarrolladas desde la Escuela Nacional Forestal, fundada un lustro atrás por Quevedo.

Pero todo lo dicho ese día y los posteriores debates en la prensa, así como las decenas de artículos publicados en México Forestal, revista de la sociedad que estuvo activa hasta 1978 –excepto entre 1923 y 1958)–, nos remiten invariablemente a nuestro tiempo, pues desde décadas pasadas hemos oído del cambio climático y las acciones para contenerlo, pues algunas de las pronunciadas aquella vez en mucho se parecen a las que conocemos hoy. A saber: conservar la vegetación para

“mantener las aguas corrientes y subterráneas y para proteger el suelo contra su degradación, lo cual ha de producir benéficos resultados en la salubridad pública, en la agricultura, en el mejor aprovechamiento de agua para la irrigación y fuerza motriz, etc., y para la protección de los animales silvestres, procurando también que las explotaciones forestales se lleven a cabo de acuerdo con los procedimientos que aconseja la ciencia, mediante planos dasocráticos apropiados, y procurando la cooperación de los hombres cultos y altruistas […] y sumados los esfuerzos de toda una acción eficazmente protectora de estos valiosos elementos a los que está vinculado, como se ha dicho, el bienestar público y la conservación nacional.”

El propio Quevedo tenía para ese momento una trayectoria importante en materia de cuidado ambiental que se remontaba al Porfiriato y atravesaba también el gobierno maderista, cuando se hizo cargo de la Junta Central de Bosques y del Departamento de Bosques, respectivamente, aunque tuvo que experimentar algunas desaveniencias debido a la falta de acuerdos consistentes para sus planes. De cualquier modo, era una voz autorizada y sobre todo conocida, así que cuando auguró que el objetivo primario de esta sociedad era de gran valor económico y biológico “en su influencia en el clima, en la hidrografía, en la pureza de la atmósfera, en la protección del suelo y de la agricultura”.

Para hacer partícipe también a la población, en esos días tuvo lugar también una “interesante exposición forestal en le Palacio Legislativo”, como publicara el periódico El Demócrata en su edición del día siguiente. Contaría con un “hermoso kiosco” donde se exhibirían “maderas, gomas y resinas”, además de que en un lote de 2,000 metros cuadrados se instalaría “un bosquecillo en que pueden observarse todas las especies de árboles, y en macetas más de quince mil plantas” que mostrarían la riqueza forestal nacional, repartiendo además un folleto que “refiere la importancia que tiene el árbol en la vida de los pueblos”.

A más de cien años de la fundación de esta organización, los debates en torno a la procuración de los recursos forestales, y en general naturales, siguen vigentes.

 

Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #173 impresa o digital:

“Flores Magón. ¿Precursor o crítico de la Revolución mexicana?”. Versión impresa.

“Flores Magón. ¿Precursor o crítico de la Revolución mexicana?”. Versión digital.

 

Recomendaciones del editor:

Si desea saber más sobre la historia ecológica de México, dé clic en nuestra sección “Miguel Ángel de Quevedo”.

 

Title Printed: 

La Sociedad Forestal Mexicana