Agosto de 1943. El embajador de México en Estados Unidos, Francisco Castillo Nájera, informó de un cambio de visión del país vecino respecto a la importancia estratégica de la nación en la guerra en Europa. La idea de un aliado para la defensa conjunta quedó atrás ante la cada vez más remota posibilidad de intromisión alemana o japonesa en América, dadas las circunstancias de los frentes de batalla.
El presidente Manuel Ávila Camacho sondeó entre sus generales de confianza y concluyó que una participación en el frente sería lo más benéfico para fortalecer su condición de aliado, y que lo idóneo sería a través de un escuadrón aéreo. Los hombres podrían acondicionarse en corto tiempo con elementos activos de primer orden, mientras que el ejército se beneficiaría con modernización armamentista y táctica.
Tras varios contactos oficiales con políticos y mandos estadounidenses, se formalizó la petición de entrenamiento para 300 hombres el 24 de julio de 1944. El Grupo de Perfeccionamiento de Aeronáutica, como se le llamó en principio, fue enviado por varios meses a la Escuela Militar de Aviación Randolph Field en Texas, donde se le denominó Escuadrón 201 el 1 de enero de 1945. Al finalizar su entrenamiento, una gran decisión debía tomarse: ¿se desplegaría en el frente?, ¿dónde lo haría?
La resolución final quedó en manos del presidente Ávila Camacho, de acuerdo con el agregado militar de México en Washington, el general Luis Alamillo Flores, quien indicó que el mandatario “deseaba usar el 201 en los frentes de combate, pero únicamente del Pacífico, pues en Europa la enormidad de efectivos de los diversos ejércitos impediría una buena utilización de la fuerza simbólica mexicana. En cambio, en el Pacífico la unidad de México podría colaborar en la liberación de Filipinas, país hermano y al cual nos unían lazos históricos comunes.
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