Los primeros africanos llegaron con los exploradores y conquistadores de América. Por ejemplo, con las tropas de Hernán Cortés, según lo atestiguan crónicas e imágenes del periodo, venía uno de ellos. Algunos de los africanos que arribaron con los conquistadores recibieron como recompensa encomiendas o propiedades por su participación en el sometimiento de los pueblos indígenas. La esclavización de seres humanos se remontaba a muchos años antes; sin embargo, el comercio de africanos comenzó a tener importancia para Europa en el siglo XV.
Pocos años después de la Conquista empezaron a llegar de manera forzada miles de hombres y mujeres para trabajar en las nuevas empresas coloniales como la minería, al igual que en haciendas agrícolas y ganaderas, en oficios artesanales y servicio doméstico. La catástrofe demográfica que sufrió la población nativa a partir de la Conquista –debido a las epidemias ante las nuevas enfermedades, los malos tratos y los trastornos culturales–, así como la prohibición de esclavizar a los indígenas, fueron causas que propiciaron y “justificaron” la demanda de personas esclavizadas de distintas regiones de África a Nueva España. Estudiosos del tema calculan que alrededor de 250 mil personas esclavizadas arribaron a México de manera legal, sin contar las que llegaron por contrabando, cifra difícil de estimar.
Los puertos autorizados para el comercio fueron Veracruz y más tarde Campeche, aunque se sabe que a Acapulco llegaron esclavos y esclavas con la nao de China, procedentes de África Oriental o Nueva Guinea. Del puerto de Veracruz eran llevados a la ciudad de México para ser distribuidos a distintas regiones del centro, norte y sur. Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Puebla, Hidalgo, Monterrey, Sinaloa, Chiapas, Tabasco, Yucatán y prácticamente todos los hoy estados de México recibieron africanos y africanas durante el periodo virreinal, especialmente entre los años 1580 y 1650, cuando los reinos de España y Portugal se unieron y el comercio tomó mayor importancia.
Hacia mediados del siglo XVIII dejaron de llegar personas esclavizadas a la Nueva España dado que la población indígena y mestiza, resultado de la unión entre los distintos grupos, se había incrementado y, por lo tanto, la esclavitud ya no era tan rentable como en épocas anteriores.
Otras migraciones de africanos, pero sobre todo de afrodescendientes, se sucedieron en el siglo XIX. Algunos llegaron a México de Estados Unidos, huyendo de la esclavitud, y otros de Centroamérica, buscando mejores condiciones de vida. Por ejemplo, además de los africanos que llegaron a Veracruz a lo largo del periodo colonial, al puerto arribaron en el siglo XIX trabajadores de origen africano llevados por las compañías inglesas y francesas dedicadas a la construcción y, en el siglo XX, trabajadores afrodescendientes de las compañías petroleras estadunidenses. Ello, entre otras cosas, explica que esta región mantenga, todavía hoy, rasgos de herencia africana en varias expresiones culturales como fiestas, música, bailes y comida (preparación de guisos con plátano, yuca, arroz o pescado), además de los apelativos de varios pueblos como Mandinga, Matosa o Mozomboa.
Esta publicación es un fragmento del artículo “La raíz africana en México” de la autora María Elisa Velázquez Gutiérrez y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 61.
Si deseas consultar otras entradas asociadas a este tema semanal, haz clic en la etiqueta TS África, en la barra inferior.