Se respetó la ortografía del texto original, escrito por Bustamante.
Decidió Morelos á evacuar á Cuautla, dió órden el día 28 de abril para que desde esa noche no corriera la palabra en su campo. El 30 hizo Calleja seña desde el suyo para que cesara el fuego: de hecho cesó y llegó al baluarte de la agua, D. Manuel Calapiz, alferez de granaderos del provincial de México, con indulto para Morelos, Galeana y Bravo. Al reverso contestó el primero diciendo, que él por su parte otorgaba igual gracia al general español y á los suyos. ¡Valiente animosidad, pero propia de un hombre que jamás le vio la cara al miedo! Pequeños motivos suelen tener grandes resultados: de esta naturaleza fué el que motivó la salida de Morelos.
La tarde del día en cuya noche se verificó, pasó por la puerta de la tesorería de su ejército un hombre á caballo muy ufano, comiendo ahincadamente una cosa larga y negra, llamólo uno de los Bravos para preguntarle de donde había adquirido aquel pedazo de chicharrón; pero ¡cuánta fue su sorpresa luego que notó que un pedazo de cuero tostado, que aquél hombre le sabía tan deliciosamente como si fuera un mamón! Pasó luego enternecido á verse con Morelos, quien dispuso que en aquella noche se hiciera la salida. Pero ¿cómo ejecutarlo, si se hallaba tan indispuesto como que acaba de tomar un vomitorio y se iba á echar á sudar?
Ocho meses antes debió haberse tomado esta resolución; pero se desertaron dos músicos y le avisaron á Calleja, por lo que emboscó en la cañada que había entre Santa Inés y el hospital, tres cañones con que frustrar la salida. Cuatro días antes se había hecho un reconocimiento de este punto, el cuál costó una acción, y se encontró muy difícil. Entonces se resolvió que la salida se verificase por el baluarte de la agua enmedio del Calvario y Amelcingo. Echóse el dado, la tropa se formó en la plaza de S. Diego, y por poco lo sabe el enemigo, porque á cada rato era preciso reunir al soldado que se apartaba de su puesto para converser cob la esposa o la maiga. Dieron las doce de la noche, y saliendo la luna comenzó á avanzar la columna del modo siguiente. Galeana á ña vanguardiallevando por guía a José María Aguayo, ducho en el local. En el centro se colocaron los Bravos: Morelos entre centro y vanguardia: la retaguardia la mandaba el capitan Anzures. De nadie fueron sentidos; pero al atravesar un Puente que los indios formaron con vigas llevadas a prevención, se hizo ruido con los pies que llamando la atención de un centinela dió el ¿quién vive? Galeana le respondió con la muerte; ya entonces se hizo general la alarma, y se rompió el fuego en todos los puntos del campo: también se hizo general la grita de la división Americana, que decía: ¡viva N. S. de Guadalupe, viva la América! Voces que repitieron sin intermision. Al pasar por el punto de Guadalupita, la columna se vió atacada reciamente por los costados, y cortada, se sostuvo el fuego una hora: entonces se disperse ya por todas direcciones, y la lucha siguió entre las mismas tropas españolas, que se atacaron caminando de vuelta encontrada como las partidas de Zacatepec y el Hospital.
Esta publicación es sólo un resumen del artículo “Los Bravos de Cuautla", texto original de Carlos María de Bustamante, jurista y político insurgente (1774-1848). Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #1 impresa o digital:
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