¿Proviene de la isla Mayaguana, de Bahamas? El origen de la palabra marihuana sigue siendo polémico, aunque varias versiones lo vinculan al nombre femenino de “Rosa María”
El uso de la palabra marihuana, en el contexto de la emergente nación mexicana, evidenciaba que la planta gozaba de popularidad entre la población y que ya se había arraigado en las costumbres, tradiciones y usos cotidianos. Sin embargo, su origen sigue siendo un enigma lingüístico.
Existen varias opiniones al respecto, y lo mismo ocurre con los términos mariguana o marijuana que también aparecen en varias fuentes documentales. En Lecciones de farmacología de 1853, uno de los registros más antiguos donde se utilizó esta palabra, el médico Leonardo Oliva ya especulaba sobre su origen y significado. Desde aquella disertación y hasta hoy no existe certeza en torno a las raíces etimológicas de esta palabra. Oliva argumentaba que marihuana era sinónimo de “Rosa María”. Existen también muchos documentos de la época en los que se le llama con este nombre compuesto al cannabis.
Rosa María y marihuana pudieron haber sido denominaciones dadas al cáñamo por los indígenas durante el proceso de sincretismo, para así ocultar una planta con propiedades psicoactivas incorporada a las prácticas herbolarias, y que por eso podía ser objeto de castigo inquisitorial. En ese supuesto, precisa Leonardo Oliva, “Mari” pudo haber sido la abreviación estándar de “María”, y en alguna lengua indígena distinta al náhuatl el vocablo guana debió haber tenido alguna relación con el nombre propio: Rosa.
Poco después del registro en la Farmacopea mexicana de 1846, y tras las investigaciones de Leonardo Oliva, su alumno Crescencio García publicó en 1859 la obra Fragmento para la materia médica mexicana, donde se evidencia que el término marihuana ya se había popularizado. Este trabajo fue realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, después de que Crescencio García emprendió un viaje de varios años por la región del Bajío mexicano y tras analizar la flora en esa zona del país. Se advierten tanto sus usos medicinales como los lúdicos, y en este sentido se señala que bajo los efectos de la marihuana “hay más propensión a las ideas alegres y uno de los efectos más constantes es el de provocar risotadas que duran todo el tiempo en que se está sometido a su acción, la cual se prolonga a veces por tres o cuatro horas”. En sus palabras, “fumada habitualmente y en grandes cantidades”, “predispone a la apoplejía y embrutece el espíritu”. Sobre las “hojas de marihuana” comenta que “fumadas aún mezcladas con tabaco como la usan los árabes y aquí en la República principalmente los presidiarios de la isla de Mescala y Cárcel de Guadalajara, se emplean para procurarse una especie de embriaguez particular acompañada de sensaciones voluptuosas en que se ve lo que no existe y se juzga de diferente modo lo que ha sido”.
Décadas después, en una tesis universitaria escrita en 1926, titulada Intoxicación por marihuana, el médico Ignacio Guzmán afirma que la raíz del término proviene del náhuatl mallinhua. En náhuatl mallin significa prisionero y hua propiedad. En esta lengua la letra l tiene fonema de r, por lo que la palabra, al hispanizarla, se pronunciaría marinhuah. El significado de esta expresión podría responder a la manera como la planta poseía a quien la consumiese, provocando que se convirtiera en prisionero de los efectos de la hierba. Tomando en cuenta esta hipótesis de Guzmán, no se puede descartar la posibilidad de que durante el proceso en que la palabra marinhuah adquirió un sonido hispanizado (marihuana), se construyese un híbrido semántico que pudo haber respondido no solo a la significación en náhuatl (prisionero-poseído), sino también a la fonética derivada del sincretismo bajo los nombres “María-Juana”, que a su vez pudieron haber encontrado un paralelismo inmediato con otra acepción sincrética de la planta: “Rosa-María”.
El origen de esta palabra también ha sido relacionado con una isla cercana a las Bahamas que durante el siglo XVII fue llamada “Mariguana”, donde la planta pudo haberse cultivado de manera abundante en algún punto entre los siglos XVI y XVIII. Hoy esa isla se llama Mayaguana, y no hay registros históricos que demuestren que ahí se sembrase cannabis, por lo cual es difícil explicar cómo la reputación de esa isla trascendió sus fronteras. Sin embargo, ahí se pudo haber sembrado cannabis; de hecho, es muy probable, y también pudo haber sido poblada por esclavos africanos que conocían previamente la práctica de fumar esta planta, quienes eventualmente serían trasladados a Brasil por los portugueses, donde su consumo fue abundante y despreciado por las élites blancas de este país.
Se ha especulado también que la palabra marihuana es una combinación de varios términos árabes. Por otro lado, y sin relación con las hipótesis anteriores, se ha contemplado la posibilidad de que fuese utilizada para denominar el tabaco barato en algunas regiones de México y que en ese contexto semántico se incluyeron también las flores secas de la planta, como si de una nueva variedad de cigarro se tratara. Por último, otros autores apuntan que en Tamaulipas se les llamaba mariguanes a quienes sembraban maíz, calabaza y frijoles, y vivían en cabañas rurales durante los siglos XVI y XVII. Así, el término pudo haberse popularizado para hacer referencia a campesinos pobres que después cultivarían la planta para un uso doméstico. Como decíamos, cada una de las hipótesis presentadas evidencia varias inconsistencias, por lo cual el origen del término marihuana dista aún de ser definitivo.
El artículo "Origen del término marihuana" del autor José Domingo Schievenini es sólo un extracto del dossier del número 140 de Relatos e Historias en México. Cómprala aquí.