La corona partida

Un viaje a los orígenes del imperio más poderoso del mundo

La Redacción

 

En 1504, la reina Isabel la Católica muere. A partir de entonces Juana, su hija, debe gobernar en Castilla al ser la legítima sucesora que quedaba, pues sus hermanos mayores Juan e Isabel, así como su sobrino Miguel, han muerto. Pero su padre Fernando II de Aragón, y Felipe de Habsburgo, su esposo, tienen otros planes: hacerse del poder del reino respaldados por sus respectivas huestes. Por eso se enfrascarán en una disputa cuya principal víctima será la heredera real, más conocida como Juana la Loca y a quien la película La corona partida exhibe como una joven inteligente y apasionada, pero cuyo amor por su marido fue también su tragedia.

Conformada apenas tres décadas antes de la muerte de la reina Isabel, la Monarquía Hispánica ya divisaba su pronta expansión por el mundo precedida por los viajes de exploración, las guerras o los acuerdos políticos y diplomáticos, así que las ambiciones por hacerse del trono quedaron expuestas en estos tiempos de incertidumbre
acontecidos entre 1504 y 1506, según recapitula la cinta. Felipe, también llamado el Hermoso y que ostentaba los títulos de archiduque de Austria y conde de Flandes, se empeña también en maniatar el destino de Juana infringiéndole incluso maltrato y humillaciones, mientras que Fernando de Aragón decide mantenerla cautiva.

Entonces su padre, junto con su esposo, se empecinaron en confinarla en Tordesillas bajo el argumento de que padecía locura, mas no les fue posible despojarla de su reinado. Además, su madre, previendo esta situación, dispuso en su testamento que, en caso de que Juana estuviera incapacitada o ausente para gobernar, Fernando y no Felipe se ocuparía del reino. Pero la muerte del segundo en 1506 allanó el camino al Rey Católico que, según Maquiavelo, era “más astuto y afortunado que sabio y prudente”. Fernando recibió así la petición de su hija para hacerse cargo del gobierno. También asumió la regencia del niño Carlos, hijo de Juana y Felipe.

En ese tiempo Fernando casó nuevamente con Germana de Foix, quien como dote recibió la mitad del reino de Nápoles que Fernando terminó anexando a la corona de Aragón. A la muerte de Fernando, en 1516, Carlos fue jurado rey con dieciséis años. Por segunda vez ocupó la regencia Francisco Jiménez (o Giménez) de Cisneros, uno de los personajes con más realce en el filme. Por otra parte, una vez que Carlos se ocupó del reino, continuó con el encierro de su madre. Con él en el trono, el Imperio español afianzó sus dominios, continuó su expansión y comenzó un periodo de bonanza.

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