En algunos lugares de la república es común ver gigantescas banderas mexicanas ondear a todo lo alto con orgullo y elegancia. De la magnitud de dichos lábaros viene su nombre oficial “Bandera monumental”, y para ser considerada como tal su asta debe tener una elevación de 50 metros de altura o más. En el país existen un poco más de 60 banderas de este tipo, siendo la más conocida la ubicada en la Plaza de la Constitución (Zócalo) de la ciudad de México, a la que diariamente se le rinden los honores correspondientes ante la admiración de turistas y solemnidad de los mexicanos presentes. Esta bandera se posiciona en un asta de 100 metros de altura y mide 50 metros de largo por 28.57 metros de ancho; sin embargo, no es la más grande del país. Ese título le corresponde a la bandera ubicada en el cerro de Tehuehue, en el municipio de Iguala, Guerrero, cuya asta mide 110 metros de altura y la bandera 55 metros de largo por 31.43 metros de ancho y con un peso superior a los 180 kilogramos.
La construcción y mantenimiento de estas colosales muestras de patriotismo está a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) a través de su Dirección General de Fábricas de Vestuario y Equipo. La tela con la que se elaboran es 100 por ciento de nylon. Para su elaboración es necesario un minucioso proceso de teñido y confección, pues está elaborada por varios cortes de lienzo de 1.50 metros hasta ajustar el tamaño indicado. El escudo nacional es pintado completamente a mano por ambos lados, quedando siempre el águila de cara al color verde. Debido al tamaño y a la constante exposición al viento, lluvia y los rayos del sol, las banderas sufren rasgaduras y deterioro que hacen necesaria su constante supervisión y mantenimiento por parte de las autoridades competentes.
“Banderas Monumentales” del autor Gerardo Díaz Flores y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 15.
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