• Fotogalería inédita del Movimiento Estudiantil de 1968

    Fotogalería inédita del Movimiento Estudiantil de 1968

    Las fotografías que ilustran esta galería son inéditas y provienen del archivo de la Universidad Iberoamericana

  • Los caminos libertarios del 68

    Los caminos libertarios del 68

    Para nacer hay que romper un mundo, decía Hermann Hesse. El movimiento estudiantil rompió el cascarón del viejo mundo de la posguerra, el mundo heredado de sus padres. ¿Cómo fue que aquellos estudiantes se atrevieron a enfrentar al régimen de partido de Estado que existía en México, tan autoritario y represivo como el de la URSS y tan anticomunista como el de Estados Unidos? ¿Cómo fue que se atrevieron a desafiar la autoridad patriarcal que cohesionaba a las familias y a la sociedad? Con el tiempo, aquel ímpetu libertario se socializó hasta volverse trivial. Hoy parece nimio, pero la imperfecta libertad que vivimos fue una gran conquista, además de muy cara. Antes no era imperfecta, simplemente no existía.

     

  • ¡Cárcel para los revoltosos?

    ¡Cárcel para los revoltosos?

    Un triunfo del 68 fue terminar con el ominoso delito de disolución social

  • ¡Vamos al cine! Les recomendamos “El Grito”

    ¡Vamos al cine! Les recomendamos “El Grito”

    Tras cada protesta estudiantil, siguió la represión de las autoridades. Entre el verano y otoño de 1968 transcurrieron los meses más crudos en Ciudad de México, acallados finalmente el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

  • ¿Cómo inició el movimiento estudiantil del 68?

    ¿Cómo inició el movimiento estudiantil del 68?

    El 26 de julio de 1968 numerosos politécnicos y universitarios se dirigieron a la Plaza de la Constitución para protestar contra las agresiones a los estudiantes ocurridas unos días antes. Nunca llegaron al Zócalo, pues fueron frenados por la policía que los reprimió y persiguió por las calles del Centro Histórico.

  • El espíritu del 68

    El espíritu del 68

    “Toma el mundo en un abrazo de amor” resonó con fuerza en las radios de América y Europa a partir del verano de 1968, un momento cumbre en la oleada de paz, amor y esperanza que inyectó la idea un mundo mejor en millones de consciencias juveniles alrededor del mundo, las cuales incluso desafiaron a sus gobiernos. El verso era parte de Born to Be Wild, canción de la banda californiana Steppenwolf que se convertiría en un himno de su generación.

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