El antiguo hospital de San Juan de Dios

Hoy Museo Franz Mayer
Guadalupe Lozada León

A principios del ya lejano siglo XVII, al llegar la orden monástica de los Hermanos de San Juan de Dios a la Nueva España, sus miembros se dieron a la tarea de levantar un hospital que, bajo la advocación de su santo patrón, diera auxilio y cobijo a todos los enfermos que por aquel tiempo eran atendidos de sus males en el para entonces ruinoso hospital de Nuestra Señora de los Desamparados, cuya construcción había encabezado en 1586 el docto y caritativo médico Pedro López.

Fue por orden del virrey Juan de Mendoza, cuyo gobierno transcurrió de 1603 a 1607, que los juaninos recibieron esta encomienda a la que pudieron dar curso gracias a la ayuda económica de don Francisco Sáenz, hombre privilegiado por la fortuna. Así, lograron levantar no solo un hospital –en el mismo sitio en que se encontraba el de López– para atender a los enfermos que les habían encargado, sino un recinto mayor que tendría adjuntos una iglesia –en lugar de la primitiva ermita–, inaugurada en 1734, y una casa conventual desde donde dimanaría toda la obra de esta orden religiosa. Tal importancia llegó a tener este conjunto hospitalario que, a finales del siglo XVIII, 56 sacerdotes y novicios atendían a 3 900 enfermos al año.

Hacia 1766 el hospital fue casi destruido por un incendio, pero el tesón de los juaninos hizo que resurgiera de sus cenizas. Para su desgracia, en 1800 un fuerte temblor, azote de esta ciudad llamada algún día “de los Palacios”, causó que las instalaciones del renombrado hospital sufrieran de nuevo un serio deterioro, por lo que fue necesario comenzar de nuevo los trabajos de reconstrucción, mismos que el celo apostólico de la orden fue capaz de llevar a buen fin.

 

Esta publicación es un fragmento del artículo "El antiguo hospital de San Juan de Dios" de Guadalupe Lozada León  Relatos e Historias en México, núm. 88