Los maestros de antes

Remembranza de la escuela rural federal en Oaxaca

Salvador Sigüenza Orozco

Mientras que para algunos ir a la escuela no servía de nada, pues era mejor dedicarse al comercio o al campo, otros veían en la educación el camino para salir del atraso y la ignorancia: saber leer hacía más fácil la vida, sólo la escuela permitía ser alguien en la vida; por medio de ella se transmitían ejemplos de independencia, responsabilidad y criterio; el estudio daba estabilidad.

 

En el caso específico de Oaxaca, estado tan diverso culturalmente, la labor de los profesores fue condicionada por la presencia de comunidades indígenas que, según afirmaban en las primeras décadas del siglo XX en sus informes algunos inspectores escolares, “vivían en la época de las cavernas”. La atención a dicha población fue uno de los objetivos de la política educativa planteada con la creación en 1921 de la Secretaría de Educación Pública (SEP), cuya primera gestión fue encabezada precisamente por un oaxaqueño: José Vasconcelos. Son de sobra conocidos los proyectos impulsados, sobre todo la lucha contra el analfabetismo, el establecimiento de bibliotecas y la publicación de miles de libros. Bajo estas acciones fue creada una institución a la que se encomendó llegar a los rincones más alejados de la patria, donde estaba “la gente más necesitada de cultura”: la escuela rural federal.

 

De manera simultánea, ante la insuficiencia de maestros, el gobierno tomó algunas decisiones sumamente importantes para crear un cuerpo de profesores dispuestos a iniciar las labores de un apostolado renovado y comprometido con las comunidades y sus habitantes. Por una parte se contrató a quienes habían concluído sus estudios de primaria para que participaran en este gran esfuerzo; el hecho de saber leer y escribir, así como el tener los conocimientos de seis años de cursos escolares, les otorgaban elementos suficientes para colaborar en la cruzada educativa de la época. Por otro lado, se establecieron escuelas normales rurales para que quienes hubieran terminado la primaria tuvieran acceso a una formación docente.

 

Se impartían cursos de conocimientos escolares básicos (lengua nacional, aritmética, dibujo, pedagogía); acción social, actividades recreativas (educación física, música), labores y manualidades (carpintería, albañilería, plomería, herrería, zapatería, curtiduría, pequeñas industrias, agricultura, cerámica). Las actividades desarrolladas por los alumnos, todos originarios de las regiones de Oaxaca, era la práctica cotidiana de determinados valores y criterios para que después, al volver a sus comunidades, las implantaran para transformar el “páramo de la vida pueblerina”.

 

 

Esta publicación es un fragmento del artículo “Los maestros de antes” del autor Salvador Sigüenza Orozco y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 57.

 

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