Espías nazis en México: órdenes desde Berlín

Ricardo Lugo Viñas

Otto Moebius era hijo de Alfred Guido Moebius Giessner, un alemán que llegó a México a finales del siglo XIX y que se estableció en Monterrey, donde Otto forjó una red de aliados pronazis y perpetró en territorio norteamericano una serie de atentados y sabotajes contra petroquímicas, oleoductos y empresas en Texas. Dichas misiones fueron silenciadas por EUA, pues no se quería reconocer que aliados nazis habían logrado ingresar y vulnerar la soberanía norteamericana.

 

Para los regiomontanos, especialmente para aquellos que viven en las inmediaciones de los municipios de San Pedro Garza García y Santa Catarina, el paraje del Chipinque, en el corazón de la Sierra Madre Oriental, es un lugar emblemático y querido para practicar senderismo, ciclismo, pasear a las mascotas o hacer pícnic.

Sin embargo, entre 1939 y 1942, los parajes de la meseta de Chipinque –que para entonces formaba parte de las postrimerías de la ciudad de Monterrey– funcionaron como campos de entrenamiento paramilitar para una gavilla de simpatizantes y radicales pronazis.

El grupo “guerrillero” estaba conformado por alrededor de 150 hombres, entre italianos, japoneses, alemanes y mexicanos, y recibían entrenamiento en los bosques de Chipinque por agentes de la Gestapo infiltrados en nuestro país. La intención era perpetrar misiones de sabotaje en EUA, particularmente en Texas, aprovechando lo endeble de la frontera con México.

Uno de los líderes y patrocinadores de esta organización fue Otto Guido Moebius Poinsot, prominente empresario heredero del emporio industrial Fábricas Apolo y de la popular red de droguerías del mismo nombre en Nuevo León. Moebius contó, además, con el contubernio y solidaridad de otros alemanes avecindados en Monterrey, como Petzold Kurt, dueño de la Casa Holck, ferretera y expendedora de productos químicos (con el que exportó clandestinamente materias primas a Alemania), así como Hans Cram, cónsul de Alemania en Monterrey y destacado miembro del Partido Nazi en México.

Otto Moebius era hijo de Alfred Guido Moebius Giessner, un alemán que llegó a México a finales del siglo XIX y que se estableció definitivamente en Monterrey, donde edificó una boyante industria basada en la farmacéutica y los productos de higiene que llegó a ser, según el periodista Juan Alberto Cedillo, miembro del consejo de administración de connotadas empresas neolonesas, como Grupo Vitro o Banorte.

De acuerdo con los investigadores Adriana Garza y Enrique Tovar, Moebius Giessner nació en Churschütz, un poblado entre las actuales ciudades de Dresde y Leipzig, en agosto de 1860. Se desconoce la fecha exacta en que llegó a México, pero es probable que haya ingresado vía EUA. Sabemos que se casó en Durango con la mexicana María de la Luz Poinsot y que para 1893 ya había fundado su primera farmacia en Monterrey.

Por su parte, Otto Moebius nació en Monterrey en 1906, aunque se educó en Hamburgo. Retornó a México en 1929 para hacerse cargo del negocio familiar. Su padre detentó el puesto de vicecónsul de Alemania en Monterrey, desde 1918 hasta su muerte ocurrida en 1937. A partir de entonces Otto tomo el control de la empresa y sus actividades a favor del Tercer Reich se intensificaron y radicalizaron.

Forjó una red de aliados pronazis en Nuevo León y, de acuerdo con Juan Alberto Cedillo, perpetró en territorio norteamericano y cometió una serie de atentados y sabotajes contra petroquímicas, oleoductos y empresas en Texas. Dichas misiones fueron silenciadas por EUA, pues no se quería reconocer que aliados nazis habían logrado ingresar y vulnerar la soberanía norteamericana.

En 1935 Otto mandó instalar, con autorización de la Secretaría de Comunicaciones, una antena de radiotransmisión en el edificio principal del complejo industrial Apolo construido por su padre, en el centro de Monterrey, que ocupaba casi dos manzanas y que actualmente es sede del Hotel Mansión Villareal, en la calle Pino Suárez Norte.

Otto aprovechó dicho radiotransmisor de largo alcance y, en clara colaboración con George Nicolaus, de acuerdo nuevamente con Cedillo, enviaba mensajes cifrados a Alemania y “recibía órdenes desde Berlín” para conducir las acciones de la agrupación paramilitar que se entrenaba en el cerro de Chipinque.

A principios de 1942 el Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS) de la Secretaría de Gobernación clausuró dicha radiodifusora y ejecutó una orden de captura contra Otto Moebius, a quien había señalado como un “nazifascista reconocido” y peligroso. En julio de ese mismo año fue aprehendido por agentes del DIPS y conducido al campo de concentración y estación migratoria de Perote, en Veracruz, bajo los cargos de propagandista nazi y colaborador de agentes en la frontera norte.

El historiador Pérez Montfort, que logró entrevistar a Otto Moebius, comenta que este declaró que, durante su estancia en la fortaleza de Perote que duró casi tres años, se la pasó “chévere”; “salíamos los fines de semana y nos íbamos al puerto” [de Veracruz]. Moebius murió en Monterrey en octubre de 1990.

 

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Los espías nazis en México (III)