Victoria Dorantes Sosa, la imagen más recordada de la Patria

Ricardo Cruz García

 

Su rostro de bronce, su piel del color de la tierra, su luminoso vestido, su ímpetu majestuoso nos es familiar a los mexicanos. Con la mirada puesta en el horizonte, la mujer enarbola y parece defender la bandera nacional. Es la encarnación de la Patria que todos recuerdan, en especial aquellos que tuvieron acceso a la educación básica en la segunda mitad del siglo XX y en lo que va de este milenio.

 

Pero la Patria mexicana tiene nombre: Victoria Dorantes Sosa, la mujer que posó para el pintor Jorge González Camarena (1908-1980), el autor de la famosa obra que apareció en los libros de texto gratuitos que se repartieron entre todos los alumnos de primaria del país a partir de 1961.

 

En torno a nuestra protagonista hay más sombras que luces. Se tiene registro de una mujer que nació como María Victoria de los Reyes Dorantes Sosa en diciembre de 1922 (su fe de bautismo indica que el día 16, mientras que su acta de nacimiento estipula que el 22) en el poblado de Coaxamalucan, en Tetla, Tlaxcala. Al parecer su infancia y juventud la pasó en Tlaxco, ciudad tlaxcalteca que la hizo suya y hoy exhibe en su plaza principal una estatua en su honor.

 

Victoria habría llegado a la capital mexicana en la década de 1940. Aquí se casaría con un hombre llamado Rodolfo Rubio Rojo, en un acto celebrado en Coyoacán el 23 de diciembre de 1950, año en que su madre ya había fallecido. Se ha dicho que trabajó como mesera de un lugar frecuentado por artistas de la época, entre ellos Diego Rivera, quien se cuenta que la apellidó “Dorénlas” porque la mujer también pintaba y tenía un estilo que recordaba al reconocido grabador francés Gustave Doré.

 

Lo cierto es que González Camarena debió conocerla antes de 1960. Su belleza mestiza con rasgos indígenas lo deslumbró y le pidió que fuera su modelo. Al parecer ella no estaba convencida de aceptar, pues estaba casada, pero al final accedió. Era el inicio de una relación que marcaría no solo el arte mexicano, sino a millones de estudiantes que la mirarían a los ojos cada que abrieran su libro escolar.

 

Así llegó 1961 y con él la convocatoria del secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, y de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, a cargo del escritor Martín Luis Guzmán, a fin de crear una sola obra para todas las portadas de los volúmenes de los seis grados de primaria, con lo que se reemplazaría a las creaciones patrióticas de artistas como David A. Siqueiros, Roberto Montenegro, José Chávez Morado y Raúl Anguiano, en las que sobresalían las figuras históricas de Miguel Hidalgo (por la Independencia), Benito Juárez (Reforma) y Francisco I. Madero (Revolución).

 

Victoria apareció entonces como la encarnación de la Patria en una obra del mismo nombre que representa “a la nación mexicana avanzando al impulso de su historia y con el triple empuje –cultural, agrícola, industrial– que le da el pueblo”, y que al final fue la elegida para ilustrar los libros de texto editados por la SEP. El óleo de 120 x 160 centímetros de González Camarena se imprimió en más de cuatrocientos millones de ejemplares entre 1961 y 1973, año en que desapareció de los volúmenes para dar paso a otro tipo de portadas.

 

González Camarena estaba –literal– enamorado de la Patria y, según el relato familiar, Victoria y él vivieron un tórrido romance. Lo que es evidente es que el pintor jalisciense quedó flechado por la belleza y el porte de esta mujer, al grado de que la hizo protagonista de varias obras más, entre las que destacan La pareja (1964), en la que aparece encarnando a la Malinche; la que es conocida como Las razas y la cultura (1964), en el Museo Nacional de Antropología; y Presencia de América Latina (1965), un mural monumental de 250 metros cuadrados realizado en la Casa del Arte de la Universidad de Concepción, en Chile.

 

Después, sobre Victoria no hay más que oscuridad. Se ha dicho que su esposo murió y que su amor con González Camarena llegó a su fin. Que vivió sus últimos días en Tlaxcala y allí tuvo una relación con un artista de la entidad. Pero al final no hay nada certero. Lo que sí es que La Patria regresó a los libros de texto a partir de 1992 y de allí en adelante ha acompañado a millones de alumnos, al grado de que desde 2014 volvió a ser la portada principal de los volúmenes de todos los grados de primaria. Conocemos poco de Victoria Dorantes Sosa, pero sin duda su bello rostro aún es y será recordado por miles de generaciones de mexicanos.

 

 

El artículo breve "Victoria Dorantes Sosa, la mujer de la Patria" del autor Ricardo Cruz García se publicó en Relatos e Historias en México número 127. Cómprala aquí