Nuestras Historias

  • El error de Tacubaya en 1859

    El error de Tacubaya en 1859

    Gerardo Díaz

    Para Santos Degollado, tomar la Ciudad de México desde el pueblo de Tacubaya aquel 18 de marzo de 1859 no solo significaba dejar atrás la mala fama de sus derrotas que ya comenzaban a ensombrecer su nombre.

  • ¿Aplaudimos, mi general?

    ¿Aplaudimos, mi general?

    El encuentro entre Obregón y el escritor Valle-Inclán

    Ricardo Lugo Viñas

    Se dice que acudían juntos al teatro o a los toros y que de pronto Valle-Inclán le preguntaba: “¿Aplaudimos, mi general?”. “Aplaudimos”, contestaba el sonorense. Entonces conjuntaban sus únicas y complementarias manos y las chocaban repetida y sonoramente, al tiempo que reían a mandíbula batiente.

  • Recorte al presupuesto de la educación pública

    Recorte al presupuesto de la educación pública

    Entrando a la moda

    Agustín Sánchez González

    Cher, seudónimo del autor del que carecemos de más datos, muestra una preocupación sempiterna: el recorte presupuestal a la educación y juega, a su vez, con la moda de las “pelonas” de esa época, las mujeres que se cortaban el cabello como una expresión de rebeldía.

  • Los santuarios guadalupanos de Nueva España

    Los santuarios guadalupanos de Nueva España

    Antonio Rubial García

    El templo más antiguo dedicado a la Virgen de Guadalupe fuera de la Ciudad de México se construyó en San Luís Potosí en 1656, aunque en el siglo XVIII se promovió una nueva edificación para reemplazarlo y es la actual Basílica Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

  • Los primeros milagros atribuidos a la Virgen de Guadalupe

    Los primeros milagros atribuidos a la Virgen de Guadalupe

    Gisela Von Wobeser

    El sobrenombre de Guadalupe para la Virgen María del Tepeyac fue dado por el arzobispo Alonso de Montúfar, quien para impulsar la devoción a esa imagen usó el afamado nombre de una virgen de Cáceres, España.

  • Juan Diego y las apariciones de la Virgen

    Juan Diego y las apariciones de la Virgen

    La santidad indígena

    Antonio Rubial García

    El 31 de julio de 2002 el papa Juan Pablo II canonizó a Juan Diego en la Ciudad de México, después de un apresurado proceso, sin ninguna prueba de su historicidad y sin cubrir el requisito de un milagro atribuible al personaje, aunque apelando a “un culto inmemorial” a su figura.

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