Usted está aquí: Monumento hipsográfico en honor a Enrico Martínez

Gerardo Díaz

 

Pese a que ya no ocurren fenómenos fluviales tan dramáticos como los acaecidos en 1604 o 1629 que prácticamente sumergieron Ciudad de México en agua, aún en el siglo XXI una fuerte tormenta genera gran caos.

 

Junto a la Catedral Metropolitana hay un monumento muy adecuado para meditar sobre la lucha contra los fenómenos naturales que los capitalinos han tenido que emprender. La estatua fue diseñada por el artista Miguel Noreña. En los cuatro costados de su base hay estrías que señalaban el nivel medio de los lagos de Xochimilco, San Cristóbal, Xaltocan y Zumpango. La figura femenina representa a la ciudad que deposita sus laureles sobre una piedra con la imagen de la Gaudichaudia enrico martinezii, hierba bautizada en honor a Enrico Martínez. En la base también se encuentran las medidas oficiales del metro, la yarda y la vara.

 

Martínez fue el primer personaje al que se le encargó dar solución al problema de las inundaciones. Nombrado Cosmógrafo Real, en 1607 propuso ampliar la entrada del agua del río Cuautitlán hacia la laguna de Zumpango. Ahí se realizarían varias excavaciones para lograr conectar con el río Tula y, a través de él, dirigir el agua hasta el mar, evitando que se vertiera en el lago de Texcoco.

 

Enrico murió en 1632 con su trabajo inconcluso y sumamente criticado. A partir de entonces su proyecto fue modificado de acuerdo con el gobierno en turno. No sería sino hasta el Porfiriato que el ingeniero Francisco Garay terminaría de aislar el lago de Texcoco y, elogiando el proyecto de Enrico, propondría un monumento en su honor.

 

 

La nota breve "Monumento hipsográfico en honor a Enrico Martínez" del autor Gerardo Díaz se publicó en Relatos e Historias en México, número 122. Cómprala aquí.