¿Qué se puede ver si entras a la Latino?

Ricardo Cruz García

 

Desde la punta de la torre se tiene una vista de 360 grados de Ciudad de México a 180 metros de altura. En elevador, en menos de treinta segundos puede ir de la planta baja al piso 37, donde se ubica una tienda, cafetería y otro ascensor para subir a lo más alto del rascacielos.

 

En el nivel 36 está el Museo Bicentenario, fundado en el marco de los festejos de los doscientos años del inicio de la Independencia y cien de la Revolución, organizados en 2010. Allí se resguardan valiosas piezas históricas, como la dalmática (solemne vestimenta litúrgica) del cura insurgente Miguel Hidalgo o la espada con empuñadura de marfil de Agustín de Iturbide, la cual usó en campaña y fue con la que juró el Plan de Iguala en 1821. Asimismo, presenta un recorrido por el pasado mexicano a través de fotografías antiguas, reproducciones de imágenes, objetos, vestimenta, periódicos de distintas épocas y hasta billetes, entre otros elementos que permiten vincular la vida cotidiana con los grandes acontecimientos y personajes nacionales.

 

En el piso 38, por mucho tiempo estuvo un famoso acuario. Ahora aloja al Museo “La Ciudad y la Torre a través de los siglos”, que exhibe datos e imágenes relevantes de la historia del centro de la capital mexicana, así como de la compañía de seguros, la torre y sus artífices, con piezas arqueológicas –halladas durante las obras de cimentación–, planos, fotografías, objetos y detalles de lo que representó su construcción. También destaca la escultura en bronce de un can que perteneció a la llamada Casa de los Perros de la familia Escandón, la cual fue demolida en 1938 para dar paso al edificio Guardiola que hoy forma parte del Banco de México.

 

Los miradores con protección transparente se ubican en los pisos 42 y 43, pero si no teme a las alturas y quiere subir al último nivel para que el viento celestial roce su rostro, en el 44 se encuentra una terraza con binoculares y telescopios para admirar a vuelo de pájaro la capital, además de la antena de telecomunicaciones. Con su boleto de entrada puede subir y bajar todas las veces que desee en ese día, así que también podrá disfrutar de la vista nocturna de una ciudad a punto de irse a dormir.

 

 

Si quieres saber más sobre este emblemático edificio de Ciudad de México, busca el artículo completo “Torre Latinoamericana”, del autor Ricardo Cruz García que se publicó en Relatos e Historias en México número 118Cómprala aquí.