Con la llegada de la novedosa energía eléctrica y el asfalto, las principales ciudades del país se encaminaron hacia la modernidad urbana. La cumbre de la capital mexicana electrificada fueron los festejos del Centenario de la Independencia, en los que el Palacio Nacional fue iluminado por fuera y por dentro para lucir el progreso alcanzado durante el gobierno de Porfirio Díaz.

En parte de su documental sobre nuestro país, Eisenstein tuvo la intención de mostrar el ritual taurino dentro y fuera del ruedo; sin embargo, la crítica expuso que no fue certero en su visión.

Se trata de ¡Que viva México!, documental fílmico del director ruso Serguéi M. Eisenstein. Una obra que, por su temática y con el transcurrir del tiempo, se convertiría en una pieza clásica del cine nacional; y sus propuestas, en estereotipos mexicanos.

El primer gran descubrimiento en materia de bebidas espirituosas fue el pulque, producto milenario que se remonta a los primeros días del sedentarismo de otomíes, chichimecas y nahuas.

A Huerta le gustaba la vida de militar, no como a los otros de su generación que desarrollaron su trayectoria dentro de la burocracia del Ejército o fuera de ella.

El “viejo” Huerta, sin familiares ni padrinos en la capital, hizo la carrera de ingeniero en el Colegio Militar, en donde estrechó lazos con una generación de oficiales con quienes compartiría los campos de batalla y las lides políticas, hasta llegar a la cúspide militar nacional.