Memoria fotográfica de la Revolución mexicana

La Redacción

La Revolución mexicana iniciada en 1910 fue ampliamente fotografiada. Incluso para algunos especialistas ha sido la más retratada de la historia, pues decenas de artistas de la lente siguieron día a día el conflicto bélico. La prensa nacional y la extranjera —principalmente la estadunidense— estaban a la caza de la imagen más dramática, la más impresionante, la que retratara mejor el fragor de la guerra, sus protagonistas, la intimidad de los campamentos militares... Todo ello contribuyó a alimentar el imaginario de un público ávido de noticias y, sobre todo, de imágenes, ya que las tomas también se vendían como postales.

Los fotógrafos contribuyeron en gran medida a conformar la imagen que actualmente tenemos sobre la Revolución y sus líderes, al grado de que es difícil saber si algunos personajes que hoy se consideran icónicos lo eran antes de que fueran retratados en blanco y negro o si se convirtieron en símbolos de una época justamente por la amplia difusión de la instantánea que logró captar el momento preciso y así crear una obra perdurable.

La lista de fotógrafos que plasmaron con su lente esos convulsos años es muy extensa, aunque podemos destacar algunos: Heliodoro J. Gutiérrez, cuyas postales alcanzaron gran popularidad; Antonio Garduño, autor de un magnífico retrato de Zapata; José Mendoza, fotógrafo oficial del Primer Jefe Venustiano Carranza; Félix Miret y Sabino Osuna, quienes retrataron con minucia los días de la Decena Trágica; los hermanos Abitia, que siguieron los avatares del Ejército Constitucionalista; Sara Castrejón, la primera fotógrafa de la Revolución; Manuel Ramos, a quien se atribuye una de las tomas de la legendaria instantánea de Villa y Zapata en Palacio Nacional; Hugo Brehme, considerado por algunos especialistas el mejor fotógrafo de ese periodo; Gerónimo Hernández, a quien se debe la icónica imagen de la llamada Adelita; y por supuesto, Agustín Víctor Casasola, quien, más allá de las polémicas sobre muchas de las obras que se le atribuyen, logró acumular un archivo de miles de imágenes que hoy son la base de la Fototeca Nacional y un tesoro invaluable para la memoria histórica de México.

 

“Memoria fotográfica de la Revolución mexicana” de La Redacción y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 90.