Víctor Rosales

Cartografía urbana

Luis Arturo Salmerón

Su nombre fue grabado con letras de oro en la Cámara de Diputados y sus restos descansan en la Columna de la Independencia. Sin embargo, poco o nada se dice de él.

 

“Benemérito de la Patria en Grado Heroico”, mariscal de campo del ejército insurgente, llamado en 1823 uno de “los 13 héroes de la Patria”, su nombre fue grabado con letras de oro en la Cámara de Diputados y sus restos descansan en la Columna de la Independencia. Sin embargo, poco o nada se dice de él, salvo que nació en Zacatecas en 1776. Quizá era de origen criollo y se dedicaba al comercio en su entidad natal, donde se encontraba en 1810, cuando participó en los disturbios de noviembre de ese año, incorporándose al ejército insurgente.

Su nombre cobró fama en 1811, cuando Ignacio López Rayón dejó Saltillo para dirigirse a Zacatecas. Víctor Rosales fue comisionado para reconocer las defensas realistas. Los insurgentes tomaron la ciudad el 15 de abril de ese año pero, azuzado por la cercanía del ejército realista, Rayón continuó su marcha rumbo al sur novohispano, dejando a Rosales como jefe de la guarnición de la ciudad. Sin embargo, éste solicitó el indulto, entregando sin combatir la ciudad zacatecana. Fuera cual fuera la razón para tal solicitud, se mantuvo al margen de la insurrección entre 1811 y 1812.

En octubre de 1814 se dirige a Michoacán para ponerse a las órdenes de Rayón, en un momento en que la división entre los jefes de la insurgencia amenazaba con acabar con el movimiento. Su lealtad a Rayón le valió ser nombrado mariscal de campo y comandante militar de las provincias de Michoacán y Zacatecas, por lo que se destituyó de ese cargo a Manuel Muñiz, quien más tarde, en mayo de 1817, se indultó poniéndose a las órdenes del coronel realista Miguel Barragán.

Entonces Rosales se dirigió al rumbo de Tacámbaro para perseguir a su antiguo compañero de armas. Sin embargo, fue sorprendido por el coronel Barragán, quien, apoyándose en el conocimiento del terreno que tenía Muñiz, lo emboscó en el rancho La Campana, cerca del pueblo michoacano hoy llamado Ario de Rosales, el 20 de mayo del mismo año.

El mariscal Rosales decidió prestar batalla junto a los hombres que lo acompañaban. Resistieron hasta la última bala y el último hombre. 

 

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