Cuauhtémoc es apresado por los españoles

13 de agosto de 1521

Luis Arturo Salmerón

Ese día se rindieron los últimos defensores de la gran ciudad México-Tenochtitlan, luego de resistir un largo asedio de sus enemigos que contaban con tecnología guerrera de superioridad abrumadora y que además tenía más efectivos gracias a las alianzas forjadas por su capitán Hernán Cortés.

Durante la batalla por Tenochtitlan, los mexicas resistieron con gran valor y más de una vez estuvieron a punto de obligar a los españoles y sus aliados a retirarse, pero Cortés, mediante la diplomacia o la fuerza, fue aislándolos y ganando cada vez más aliados para su causa, de modo que a los tlaxcaltecas –amigos de los españoles en nuestras tierras– se fueron agregando más y más pueblos. Hacia el final del sangriento y prolongado sitio, los atacantes eran muchos más que los defensores.

Ante el creciente sufrimiento de los sitiados, Cortés propuso negociaciones de paz que fueron rechazadas por Cuauhtémoc, el último tlacatecuhtli o emperador de los mexicas, por lo que el 7 de agosto ordenó la ofensiva final. Se combatió incesantemente hasta encerrar a los últimos guerreros mexicas en Tlatelolco.

Cuauhtémoc se convenció de que era imposible seguir resistiendo y, cuando el 13 de agosto los españoles doblegaron la resistencia del último bastión mexica, el tlatoani escapó escondido en una canoa, con la intención de encabezar la lucha desde otro lado, pero fue en vano. Su fuga fue interceptada por el capitán español García Holguín, comandante de uno de los bergantines que Cortés mandó construir para sitiar la gran ciudad.

Cuauhtémoc fue llevado preso ante Cortés. Según algunas versiones, al estar frente a frente, el guerrero mexica le dijo al español: “Señor, ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi ciudad y mis vasallos y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en el cinturón y mátame luego con él”. Cortés respondió que apreciaba mucho todo lo que había hecho y que sus actos debían tenerse más a bien que a mal, y que lo pasado, pasado era.

La prisión de Cuauhtémoc consumó la conquista de México-Tenochtitlan y marcaría el inicio del largo periodo de dominación española en este territorio.

 

"Cuauhtémoc es apresado por los españoles" de Luis Arturo Salmerón y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 60.

 

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